El estrés provoca un debilitamiento del cabello que acaba derivando en su caída debido al aumento de la hormona ACTH, tal como asevera la directora médico de Svenson, Ángela García Matas.
"Reconocer a tiempo una crisis de estrés o ansiedad puede librar al pelo de una situación traumática hoy, que se verá reflejada meses después", señala Matas. Estar sometido a un elevado nivel tensional puede hacer que la melena se vuelva más frágil, se rompa y se caiga. Si el foco de ansiedad desaparece o no existe ninguna sintomatología severa, el cabello puede crecer de nuevo con normalidad, aunque a veces no con las mismas características que el pelo perdido.
La especialista apunta que "en el caso de la alopecia emocional, la clave en primer lugar es tratar la causa nerviosa que la provoca, con terapias de relajación, ejercicios de respiración y acudir a un experto médico en salud capilar para un análisis exhaustivo del cabello para definir el problema".
Consejos para controlar la pérdida de cabello
Desde Svenson recomiendan dormir como mínimo ocho horas diarias, seguir una correcta alimentación, organizar las actividades de la vida diaria, realizar ejercicio de manera regular y mantener una buena hidratación, bebiendo unos dos litros diarios de agua.
Dado que la etiología de la alopecia por estrés es multifactorial, debe ser tratada por un equipo multidisciplinar que incluya, entre otras, terapias psicológicas.
Este problema afecta a hombres y mujeres de igual forma. No obstante, hay etapas en la vida de la mujer muy marcadas (embarazo, lactancia, menstruación o menopausia) que unidas a un período de estrés por otros factores puede desencadenar episodios de pérdida de cabello más pronunciados que en los varones.
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