Hans Wandall, catedrático y director del equipo del Departamento de Medicina Celular y Molecular de la Universidad de Copenhague, y su equipo han conseguido
bloquear el crecimiento invasivo de cáncer en células cutáneas artificiales.
El estudio tiene como objetivo entender lo que ocurre cuando una célula de la piel se convierte en cancerosa y, así,
buscar métodos para frenar el crecimiento invasivo del cáncer de piel. El artículo, titulado ’
Characterization of TGF-β signaling in a human organotypic skin model reveals that loss of TGF-βRII induces invasive tissue growth’, se publicó recientemente en la revista científica
Science Signaling.
"Hemos estudiado una de las vías de señalización de las células, la denominada
vía TGF beta. Esta vía desempeña un papel fundamental en la
comunicación de la célula con su entorno y controla, por ejemplo, el crecimiento y la división celular. Si se dañan estos mecanismos, la célula puede convertirse en cancerosa e invadir el tejido circundante", ha explicado Wandall a Europa Press.
Para este estudio
se han usado algunos fármacos que “pueden bloquear estas vías de señalización y que pueden utilizarse en ensayos”, ha indicado Sally Dabelsteen, profesora asociada y coautora del estudio. Entre los medicamentos que se han probado hay algunos que "ya se han probado en humanos", mientras que otros de estos tratamiento "están en proceso de probarse en relación con otros tipos de cáncer". Pero que "también
podrían probarse específicamente en el cáncer de piel”, ha añadido.
Uso de piel artificial para estudiar este tipo de cáncer
Para esta investigación se han usado
células cutáneas humanas artificiales modificadas genéticamente, que es lo que los autores del estudio han presentado como modelo cutáneo (también llamada piel humana artificial).
"Al utilizar piel humana artificial superamos el obstáculo potencialmente problemático de si los resultados de las pruebas en modelos de ratones pueden transferirse al tejido humano”, ha explicado Wandall. “Antes, en la mayoría de los estudios de este tipo utilizábamos modelos de ratones. En cambio, ahora
podemos concluir que estas sustancias probablemente no son nocivas y podrían funcionar en la práctica, porque usar la piel artificial significa que estamos más cerca de la realidad humana", ha señalado.
No obstante, usar el modelo cutáneo
tiene una limitación y es que los fármacos solo se han probado en la piel, no en todo el organismo. Y podría tener efectos distintos en otras zonas del cuerpo. Al hacerlo de esta manera, es decir, mediante este tipo de piel, los investigadores se han centrado en
“estudiar el efecto” solo sobre el “órgano individual”. Esto les da información sobre “cómo actúan las moléculas” y, a la vez, intentan determinar “si dañan la estructura de la piel y las células cutáneas sanas”, concluye el investigador danés.
Esta piel artificial es muy similar a la que se utiliza en toda la Unión Europea
para probar cosméticos, ya que los ensayos con animales en este ámbito están prohibidos desde 2004.
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