Un juzgado de Palma ha condenado a
ocho meses de multa a una mujer que ejercía en una residencia las funciones de un titulado en enfermería sin poseer formación ni estar colegiada. A pesar de esto, realizaba todo tipo de actividades que son competencia del colectivo de enfermería, incluyendo la
administración de medicación inyectable, la colocación de sondas o la extracción de sangre para analítica.
El tribunal considera probado el delito de intrusismo ya que la condenada, nombrada coordinadora del centro, "
carecía de la titulación pertinente y no formaba parte por tanto del obligatorio registro profesional" en el Colegio Oficial de Enfermería de Baleares (Coiba).
El tribunal ha establecido en ocho meses la multa para la persona condenada, tras la aceptación de la
sentencia penal condenatoria de conformidad por su parte. El Coiba presentó la querella por la vía penal, al realizar esta persona funciones propias de esta profesión titulada sin serlo.
En contra de los intereses del colectivo
De esta manera, aseguran que cumplen con "su responsabilidad de
defensa de los intereses del colectivo enfermero y los derechos de la ciudadanía en lo que al ámbito de la salud se refiere".
Según remarcan, en los casos de intrusismo cobra especial relevancia
la seguridad de las personas atendidas, no solo por los cuidados inadecuadamente prestados por la persona no habilitada para ello, sino también por todos
los cuidados y atenciones que la persona necesita y a los que tiene derecho, pero no recibe.
"Ante
el enorme riesgo que supone para la salud de las personas el intrusismo profesional", el Coiba recuerda a todas las empresas sanitarias que requieran enfermeros la importancia de exigir el certificado de colegiación. En caso de duda o sospecha de ser atendido por un profesional no cualificado, cualquier ciudadano, empresa o entidad
puede comprobar en el buscador público de la web colegial si esa persona está colegiada -como es preceptivo- o no.
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