La Sección Sexta de la
Audiencia Provincial de Zaragoza ha condenado a una técnico de laboratorio del
Hospital Miguel Servet a las penas de dos y tres años de cárcel por un delito de riesgo y otro de falsedad en documento público respectivamente, al considerar probado que
manipuló pruebas médicas poniendo en peligro la salud de varias personas.
Asimismo, se le condena a indemnizar a las cinco personas perjudicadas por la manipulación de las pruebas médicas que la acusada realizó, y, con la responsabilidad civil subsidiaria, al Servicio Aragonés de la Salud. Tendrá que pagar a todos la cantidad de 11.639 euros.
A criterio del tribunal, tanto la autoría, como los hechos cometidos por la técnico de laboratorio, resultan plenamente acreditados más allá de toda duda razonable. De los testimonios expresados durante el juicio los magistrados concluyen, sin duda alguna, que se produjo una manipulación de microorganismos, contraviniendo las normas o medidas de seguridad que debieron observarse y que el riesgo de contagio puso "en concreto peligro la salud de las personas".
Valoran también los perjuicios materiales ocasionados por la acusada al Servicio Aragonés de la Salud y que cifran en 8.473,74 euros, según ha detallado el Tribunal Superior de Justicia de Aragón en una nota de prensa.
Por la "extraordinaria gravedad de los hechos y la maldad extrema puesta de manifiesto por la acusada, que con su actuación puso en riesgo de
contagio de tuberculosis a las personas que desarrollaban su trabajo en la Sección de Micobacterias y
quebrantó las normas más elementales de ética y deontología profesional en un ámbito tan esencial como la sanidad pública" es por lo que optan por imponerle la pena máxima prevista.
Al principio los responsables del servicio consideraron que se trataba de una contaminación cruzada o accidental
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La acusada trabajaba como técnico superior en el Laboratorio de Diagnóstico Clínico en centro aragonés desde el 28 de enero de 2011 y desarrolló su labor en la Sección de Micobacterias desde el 19 de enero de 2015 hasta el 4 de marzo de 2016, cuando pasó a la Sección Genito-Urinaria de ese mismo laboratorio.
El desacuerdo de la técnico
La mujer expresó su desacuerdo y enfado por el cambio de sección, dado que se encontraba bien en la Sección de Microbacterias, y "guiada por el resentimiento y despecho" decidió manipular muestras de las que se recibieron en Micobacterias el último día que iba a trabajar allí.
Según ha mostrado la sentencia, lo hizo mediante inoculación después de haberlas trabajado realizando la correspondiente siembra de
bacteriología, de líquido procedente de una cepa de tuberculosis que la correspondiente analítica posterior, realizada en la Facultad de Medicina, determinaría que era la remitida previamente al hospital, como muestra de control, por la
Organización Mundial de la Salud.
En la mañana del 4 de marzo de 2016, comenzaron a llegar muestras de pacientes y la mujer procedió a inocular en las muestras que se recibieron, guardándolas en la nevera para que fueran sembradas para Micobacterias el lunes siguiente, algo que se hizo el 7 de marzo, cuando las
muestras ya estaban contaminadas, por lo que dieron resultados positivos en tuberculosis.
En aquel momento, los responsables del servicio consideraron que se trataba de una c
ontaminación cruzada o accidental, si bien después se comprobó que se trataba de falsos resultados positivos intencionados.
El 2 de abril de 2016, contaminó de nuevo varias muestras y viales clínicos, haciéndolo fuera de las
zonas de seguridad, creando riesgo de contagio para ella y las demás personas que pudieran acceder con posterioridad a la Sección de Micobacterias.
Debido a los falsos resultados que dieron las muestras, varios
pacientes tuvieron que someterse a tratamiento farmacológico sin conocer que no debían tomarlo. Mientras tanto la acusada siguió en mayo manipulando pruebas médicas.
Finalmente, la mujer fue detenida el 1 de junio de 2016 y en su poder se encontraron, dentro del bolso que portaba, etiquetas que había utilizado para manipular pruebas. Se comprobó que cuando la mujer dejó de trabajar en estos servicios no hubo ninguna incidencia similar.
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