Tres elementos condicionan el
compromiso laboral de un profesional de la salud. Por supuesto, la motivación y el hecho de disponer de recursos físicos y psicológicos suficientes para hacer frente a su labor son imprescindibles para fortalecer el vínculo entre el empleado y su equipo. Pero nada de esto será suficiente si el médico o enfermero no se siente
‘seguro’. Es decir, si no encuentra un clima de trabajo fiable, previsible y
libre de agresiones.
“Existe una relación entre haber sufrido agresiones y el grado de compromiso laboral de los profesionales”, sentencia un
informe sobre la violencia hacia los enfermeros encabezado la Facultad de Ciencias del Trabajo de la
Universidad de Huelva y publicado por el Ministerio de Sanidad. Los autores del estudio destacan al respecto que “posiblemente no se utilicen herramientas” necesarias para que los profesionales que son atacados en sus puestos de trabajo “sean
adecuadamente tratados por las instituciones a las que pertenecen”.
Es patente la alta incidencia de la violencia hacia los trabajadores del Sistema Nacional de Salud, que se engloban dentro de los llamados
‘grupos de riesgo’. Según este informe del que se ha hecho eco el Ministerio de Sanidad, el colectivo más afectado es el enfermero, que tiene “un
mayor riesgo” de sufrir ataques de los pacientes. Destacan las
amenazas y la violencia verbal, “aunque en los últimos años se han incrementado las agresiones físicas”, especialmente contra los hombres.
En concreto, los resultados del estudio, que ha tomado como muestra a
1.648 enfermeros (de los que 1.420 son mujeres), revelan que hasta el 42,17 por ciento de estos profesionales han sido víctimas de algún tipo de ataque en su entorno laboral.
Las personas que no habían sufrido acoso psicológico ni amenazas ni habían sufrido personalmente actos violentos en el trabajo (35,8 por ciento) presentaron “un
alto nivel de compromiso laboral frente a un 15 por ciento de los participantes que mostraron un bajo nivel”.
En el otro extremo, que engloba a aquellos que sí habían sufrido
acoso psicológico, amenazas y actos violentos personalmente, un 18,1 por ciento presentaron un alto nivel de compromiso laboral frente al 37,3% con nivel bajo.
Falta de prevención frente a la violencia en sanidad
En este escenario, los investigadores han concluido que las agresiones, sobre todo las de tipo psicológico, “tienen un
peso relevante en el compromiso laboral”. “De hecho, el nivel de compromiso fluctúa en función de haber sido o no víctima de acoso psicológico”, defienden.
Otros estudios enfatizan, en este sentido, la relación que existe entre el compromiso laboral y un menor desarrollo de ansiedad y depresión “en respuesta a estresores laborales”. Pero también
la ansiedad y la depresión son “predictores de una menor capacidad para mantenerse comprometido con el trabajo a igualdad de demandas laborales, las
dificultades en cuanto a recursos o estresores como el acoso”.
“Está, en este sentido, en manos de dichas instituciones afrontar y ofrecer soluciones que contribuyan a la solución del problema, estableciendo
políticas preventivas y actuaciones eficaces, para las que deben contar con la opinión y la participación de los propios colectivos profesionales de Enfermería”, concluye el estudio.
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