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Ley española de donación: similar a la holandesa con prioridad a la familia

La legislación afirma que todos los ciudadanos son donantes potenciales por "consentimiento presunto"

Sede de la Organización Nacional de Trasplantes de Órganos

14 feb 2018. 13.40H
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POR I.P.NOVA
La Constitución Española recoge, desde el año 79, la Ley 30/1979, de 27 de octubre, sobre extracción y trasplante de órganos, que afirma que todos los ciudadanos son donantes potenciales a no ser que en vida manifiesten lo contrario. Una herramienta legal similar a la aprobada por el Senado holandés pero que no ha causado nunca tanto revuelo como la reciente normativa que se ha convertido en tendencia en las redes sociales y ha copado las informaciones de todo el mundo.

La Ley 30/1979 afirma que todos los españoles son donantes potenciales por "consentimiento presunto" aunque el contexto social del país hace que los facultativos siempre tengan en cuenta la opinión de la familia del fallecido. Se sobreentiende, según afirman fuentes de la Organización Nacional de Trasplantes de Órganos, que dichos familiares siempre se va a respetar la voluntad del fallecido.

Mientras que en Holanda se enviará una notificación a todos los ciudadanos mayores de 18 años (dándoles un plazo de seis meses para renegar de su condición de donante), en España se cuenta con dicha predisposición pero en base a "interpretaciones". Es decir, pese a dicha condición de consentimiento presunto los españoles sólo se considerarán donantes –sin necesidad de consentimiento de familiar- en el caso de que dicho fallecido registrara previamente su voluntad bien ante notario o a su servicio médico. Por ello, en un documento de voluntades anticipadas, que suele tener ámbito autonómico, el español registra su condición de donante para que ni la opinión de sus familiares, ni de sus personas de confianza, pueda anteponerse.

Ante el fallecimiento de un posible donante, en España todo facultativo debe de revisar dicho registro de voluntades anticipadas y el historial médico del paciente. En el caso de no contar con ninguna manifestación sobre el tema, deberá de preguntar a los familiares que tendrán la última palabra. Por tanto, este sistema español  presupone que los núcleos cercanos al fallecido han dialogado con él sobre su predisposición a ser o no donante. Esto es algo que, desde la Organización Nacional de Trasplantes, impulsan con campañas de concienciación.

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