La sección tercera de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a un hombre, protésico dental, al pago de una multa de 1.800 euros por ejercer de dentista en un local ubicado en Gandía (Valencia) que no contaba con los controles ni las garantías sanitarias adecuadas, según ha informado el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia (ICOEV). El hombre fue condenado en 2016 por un órgano penal de Gandía al pago de una multa de 3.600 euros más las costas judiciales, pero éste recurrió y la Audiencia le rebajó esta cantidad hasta los 1.800 euros como consecuencia del prolongado retraso judicial del proceso, cuyos hechos se remontaban a 2012.
El protésico ha sido condenado por un delito de intrusismo profesional, ya que trataba a pacientes en su taller pese a no disponer del necesario título de dentista. El propietario de este laboratorio de prótesis fue descubierto y denunciado por el ICOEV tras varios testimonios recibidos. Los hechos se remontan a 2012, cuando el falso dentista trató a un paciente. El intruso le diagnosticó, le tomó medidas sobre la boca y le colocó una prótesis esquelética a pesar de carecer de la titulación académica legalmente exigida por la Ley 10/1986, es decir, el título de médico estomatólogo u odontólogo.
En este caso, el paciente fue atendido en el taller protésico y junto a una ventana con la persiana bajada del laboratorio, un local sin los controles ni las garantías sanitarias adecuadas, han indicado las mismas fuentes.
“Un fabricante de prótesis no puede tener contacto con el paciente”
Según ha recordado el presidente del Colegio, Enrique Llobell, en ningún caso el protésico dental puede tocar la boca de un paciente y, por tanto, prestar una asistencia dental: "Es muy sencillo, al igual que un fabricante de prótesis de cadera ni toma medidas al paciente ni le coloca la misma, en el caso del protésico dental es lo mismo, es un fabricante de prótesis y no puede tener contacto asistencial con el paciente", ha aseverado.
En opinión del presidente de los dentistas valencianos, "este tipo de actuaciones implican un serio peligro para la seguridad de los pacientes, ya que al no reunir ningún tipo de medida de control sanitario tanto del local como por parte del intruso, el paciente se expone a contagios de todo tipo de enfermedades como podría ser sida o hepatitis". "Todo ello sin entrar en los severos daños que puede ocasionar en un paciente una mala colocación o ajuste de una prótesis dental", ha apostillado.
Llobell ha reivindicado el papel de los protésicos como pieza "fundamental" de la Odontología "pero en el sitio que les corresponde de acuerdo con la legislación española, es decir, fabricando las prótesis previa prescripción del facultativo sin que, en ningún caso, tome medidas, diagnostique o coloque la prótesis, funciones reservadas para los odontólogos", ha insistido.
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