La
Audiencia Provincial de Ourense ha desestimado el recurso de apelación de Braulio, el paciente del
Servicio Gallego de Salud (Sergas) condenado por delito leve de coacciones. El paciente
"reaccionó de manera agresiva" cuando una facultativa del centro médico de Punxín le dijo que llamase para pedir
cita previa y así ella pudiera acceder a su
historia clínica para atenderlo. El agresor "atemorizó" a la sanitaria, "gritándole y acorralándola contra la pared", tras exigirle que le pasara consulta ya porque
"se estaba rascando la cona".
El hombre había sido condenado a una
multa de 300 euros y, si no la abona, dará lugar a una pena de prisión de 30 días. Al desestimar su recurso de apelación la Audiencia Provincial de Ourense, no cabe más revisión de la pena para el paciente. "El
comportamiento violento del recurrente, para forzar la voluntad de la facultativa integra los elementos configuradores del delito de coacciones según se ha expuesto", recoge la sentencia.
Agresión a una sanitaria en Punxín
La Audiencia ha considerado los hechos probados en la sentencia del Juzgado de Primera Instancia. El 18 de octubre de 2022 sobre las 12:00 horas, la facultativa, Custodia, se encontraba pasando consulta en calidad de sustituta en el
centro médico de Punxín. Según la versión oficial, Braulio acudió a su consulta sin cita previa y la especialista estaba escribiendo la historia de un paciente anterior. Le preguntó al hombre si tenía
cita previa y al decirle este que no, Custodia le pidió que mientras ella acababa de escribir la historia de la anterior paciente Braulio llamase a un número que estaba fijado fuera de la consulta para pedir cita previa para poder acceder a su
historial médico.
Fue en ese momento cuando Braulio le dijo a la facultativa que no estaba haciendo nada, que
"se estaba rascando la cona" y que tenía que atenderlo. El paciente reclamó que había llamado el día anterior y no le habían devuelto la llamada. Exigió que le atenderia sí o sí. Ante esta reacción, Custodia le preguntó que qué le pasa y éste le dijo que
tenía dolor y amoratada una pierna, tras lo cual la médica le repitió que tenía que pedir la cita previa para poder entrar en su historia clínica.
El hombre reaccionó de manera agresiva, señala la sentencia, y le dijo que "por sus cojones lo iba a atender sin cita". Esto
atemorizó a la sanitaria, ya que estaban los dos solos dentro de su consulta y Braulio se acercó a ella gritándole y acorralándola contra la pared. Custodia temió por su integridad, así que se agachó por debajo del brazo de Braulio, salió de su consulta y fue a la calle. Mientras intentaba llamar a la
Guardia Civil apareció otra mujer paseando, Josefina, quien la vio muy nerviosa y le sugirió que llamase al
112. Esta testigo indica que cuando volvió a pasar por el
centro de salud al poco rato vio que la médica y el paciente discutían bastante alterados: Custodia estaba
muy nerviosa, medio llorando, mientras Braulio gritaba que no lo había querido atender y que tenía la obligación de atender a todos, que "no llevaba la bata puesta" y que "esto no era Santo Domingo". La facultativa le volvió a decir, con Josefina presente, que en principio le iba a atender pero que tenía que llamar a un teléfono para poder acceder a su historial. La testigo intentó tranquilizar al agresor, que no entraba en razón, pero este le llegó a
propinar un manotazo diciéndole que ella no pintaba nada allí.
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