El
Consejo Constitucional de Francia ha validado este jueves el
certificado covid para entrar en lugares concurridos y la
vacunación obligatoria para personal sanitario, dos de las medidas clave de la estrategia contra la pandemia del presidente Emmanuel Macron cada vez más contestadas en la calle.
El certificado sanitario —prueba covid negativa reciente, certificado de vacunación o certificado de recuperación— entró en vigor el pasado 21 de julio para poder entrar en
“lugares de ocio y cultura” en el que se reúnan más de 50 personas. No obstante, tras seis días de acalorado debate diputados y senadores votaron su extensión desde el 9 de agosto a cafés, restaurantes, trenes de largo recorrido y vuelos nacionales, así como pacientes no urgentes y visitantes en los establecimientos de salud y las residencias de ancianos.
Para acceder a estos lugares, hay que mostrar antes el pase sanitario.
En paralelo, Macron también decidió que el personal sanitario deba vacunarse obligatoriamente, bajo la amenaza de sanciones que pueden llegar a la pérdida del empleo.
Estas medidas generaron una polémica creciente y diputados de izquierda habían recurrido al Consejo Constitucional, garante del respeto a la Constitución y los derechos fundamentales, denunciando una generalización “desproporcionada” del certificado sanitario, lo que creen que rompe “el principio de igualdad“.
Sin embargo, los jueces del Alto Tribunal han considerado ahora que el certificado sanitario constituye una
“reconciliación equilibrada” entre las libertades públicas y la protección de la salud, en una decisión crucial para la puesta en marcha de la ampliación de estas medidas prevista para el lunes por el Gobierno francés.
Oposición al aislamiento por Covid
Por el contrario, el Constitucional sí ha censurado otras medidas previstas de la estrategia de Macron contra la pandemia “que organizan la ruptura anticipada de algunos contratos de trabajo y la
puesta automática en aislamiento”.
Una encuesta del instituto Harris para las cadenas LCI/TF1 publicada a finales de julio indicaba que 4 de cada 10 franceses apoyaban las protestas contra estas medidas del Gobierno para luchar contra la pandemia validadas ahora por el Constitucional. El motivo principal (65%) de los que se oponen es “la impresión de que se les impone lo que deben hacer, sin darles opción” y no necesariamente un rechazo a la vacunación (solo el 33% se declara “inquieto” por ello).
Por su parte, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, matizó hace unos días el impacto de las protestas. “Constato, tanto en París como en otros lugares, una movilización que hay que relativizar, porque hablamos de 150.000 a 200.000 manifestantes. Si lo comparo con los cuatro millones de personas que se fueron a vacunar después del discurso del presidente,
constato que esos manifestantes no son mayoritarios”, aseguró.
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