La sección primera de la
Audiencia Provincial de Castellón ha condenado a
dos hombres acusados de hacerse pasar por
médicos en
Vinaròs (Castellón) a penas de
entre tres años y dos años y nueve meses de prisión por los delitos de
intrusismo y
estafa. No obstante, ambos procesados han sido
absueltos de un
delito contra la salud pública y los delitos y antiguas
faltas de lesiones de los que eran acusados.
La sentencia, que contempla la
atenuante de
dilaciones indebidas, también
condena a la mujer de uno de los acusados a
un año y cuatro meses de prisión como
cómplice de los delitos de intrusismo y estafa.
Además, este matrimonio deberá
indemnizar con
137.671,75 euros a 22 perjudicados en concepto de
responsabilidad civil. El otro acusado, conjunta y solidariamente con los anteriores, responderá de las
indemnizaciones reconocidas a nueve de los pacientes.
La pareja era propietaria de un Centro Polivalente con oferta sanitaria
Según la sentencia, uno de los acusados, que había desarrollado desde 2006
actuaciones profesionales relacionadas con la homeopatía en una consulta, tras constituir al 50 por ciento con otra acusada que está declarada rebelde una sociedad, trasladó su actividad desde finales de 2007 a un local cuya propiedad compartía con su esposa, para la que obtuvo la correspondiente autorización como
Centro Polivalente y con oferta asistencial de
Odontología, Estomatología y Medicina Estética.
La mujer de uno de los acusados está acusada por cómplice
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La esposa del procesado, y también acusada, ejercía funciones de
recepcionista en la indicada clínica y era también quien
cobraba los servicios prestados y circunstancialmente ayudaba tanto a su marido como a una doctora cuando trataban a los pacientes, ante los cuales, y al referirse a su marido, a sabiendas de que carecía de titulación en medicina,
le trataba siempre de doctor.
El acusado,
careciendo de la titulación necesaria para ejercer actos propios de la profesión médica y aprovechándose de la
creencia generalizada de que sí la tenía, procedió a realizar
diagnósticos de enfermedades y tratamientos para las mismas,
extracciones de sangre,
autotrasfusiones y
pequeñas operaciones quirúrgicas, cobrando distintas cantidades por la consulta y los tratamientos que se encargaba de cobrar su esposa.
El otro acusado, presentado como un "eminente" doctor en su consulta
El procesado conocía al otro acusado, del que se sentía amigo y por el que tenía una "profunda" admiración profesional por los numerosos títulos oficiales relacionados con las ciencias de la salud que tenía reconocidos en el extranjero y con el que inicialmente se había visto implicado en una
causa judicial semejante a la presente.
La sentencia señala que, aun sabiendo que carecía y carece de título académico de licenciado en Medicina expedido o reconocido en España, con la finalidad de
mejorar la imagen reputacional del negocio que tenía montado en su clínica y a fin de
ayudarle económicamente por las estrecheces que éste padecía a resultas de las medidas cautelares adoptadas contra él en el referido procedimiento, le invitó a que visitase su clínica y a que tratase a algunos pacientes, a los que se los presentaba como un "
eminente" doctor con experiencia internacional.
Así, durante las
esporádicas visitas realizadas, éste llevó a cabo
actos médicos similares a los realizados por el otro acusado.
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