Las
agresiones a profesionales sanitarios se han convertido en una lacra dentro del Sistema Nacional de Salud. A pesar de arriesgar su salud frente al
coronavirus, el colectivo ha continuado siendo foco de estos ataques incluso durante la pandemia. Acabar con ellos, especialmente aquellos que se repiten, es el objetivo primordial del
interlocutor policial sanitario, principal canal de transmisión entre los cuerpos de seguridad y la profesión médica.
Dos meses después de haber recogido el testigo de su antecesor en el cargo, Javier Galván, el comisario principal
Manuel Yanguas tiene claros los puntos en los que centrarse para conseguir
disminuir y erradicar este problema. Entre ellos se encuentra la creación de
departamentos de seguridad específicos, la formación y la puesta en marcha de un
sistema de denuncias rápidas que permitan una mayor celeridad en la condena de los autores y la desvinculación del personal sanitario.
¿Cuáles son los principales retos que encuentra un interlocutor policial sanitario a día de hoy?
El nuevo interlocutor policial sanitario explica las nuevas agresiones surgidas en pandemia
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Ahora mismo el principal que tengo yo como nuevo interlocutor sanitario es conocer bien el sector. No he tenido mucha relación con el sanitario, con los profesionales de la sanidad y ahora me estoy integrando en ello. Es bastante amigable y bastante agradecido. Y sobre todo ahora uno de los principales retos sería ver cómo podemos conseguir que esa actitud de algunas personas que acuden a los centros sanitarios cambie, es decir, traten a la sanidad como tienen que tratarla.
A partir de ahí lo que tenemos que tener conciencia es de que tenemos que denunciar, tenemos que aflorar todas las situaciones que se están produciendo de agresión y no están siendo denunciadas, con lo cual, si no las conocemos tampoco podemos atajarlas.
Y luego, una de las cosas que veo también preocupante es que haya un 15 por ciento de reincidentes, de gente que piensa que o no pasa nada o que se puede permitir el lujo de volver otra vez a agredir a los médicos, una vez lo ha hecho por primera vez.
Precisamente entre los objetivos de esta nueva etapa se encuentra acabar con lo que usted decía de las agresiones de reincidentes, ¿hay alguna medida o estrategia ya en marcha?
Sí, hemos hecho una propuesta a la Secretaría de Estado de Seguridad. Nosotros en Policía Nacional trabajamos en un protocolo de denuncias in situ, en los propios establecimientos comerciales donde se atiende al público y donde se producen hurtos, normalmente donde la mayor parte de los autores suelen ser reincidentes. Hemos hecho una propuesta para que se amplíe ese protocolo también a los centros médicos y establecimientos sanitarios, para de esa forma, con esos mismos mecanismos, se utilice también para acabar o por lo menos reducir, además de las agresiones, sobre todo el porcentaje que hay de reincidentes.
¿Qué ventajas ofrece este sistema?
Uno de los requisitos que tiene el procedimiento es que en los centros sanitarios exista un departamento de seguridad. Es decir, el centro, además de prestar atención sanitaria, tiene a un profesional de la seguridad privada encargado del análisis de riesgos, posibles agresiones o las que hayan sufrido.
En base a esa valoración de riesgos tienen que hacer una contratación de seguridad privada para proteger al personal sanitario. Y la ventaja que tiene el procedimiento en sí es que permite presentar las denuncias en el mismo momento en el que se producen. Es decir, estamos rodeando de seguridad al personal sanitario en cuanto a que el encargado de la seguridad es un departamento de seguridad, la realizan profesionales como son vigilantes de seguridad. Además hay una participación activa de la Policía, en cuanto a que cualquier llamada que reciban acuden inmediatamente porque hay una relación de centros sanitarios que están bajo el amparo de ese procedimiento.
"Si el médico no consigue mantener la situación, el único que puede poner fin es el vigilante de seguridad, sin implicar a nadie ajeno"
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Se detiene al autor o a los autores del hecho y no implicamos a otra persona, al personal médico o a los pacientes que se encuentren ahí en la detención del autor, y además facilita la afloración de esas denuncias, de esos hechos que no se denuncian y que no conocemos.
Y, por otro lado, en el momento que se presenta denuncia, al autor se le realiza ya directamente la citación para que se persone en el juicio. ¿Qué implica eso? La condena prácticamente inmediata, es decir, en breve semanas se le condena. ¿A partir de ahí qué implica eso también? Que los casos de reincidentes, en los que parece que no pasa nada y lo vuelven a repetir una y otra vez, ya se dan por aludidos. No me sale gratis agredir a un médico, aunque sea de una forma verbal.
¿Cómo ayuda la figura del interlocutor sanitario a los profesionales?
La propuesta que hemos hecho está encadenada dentro del propio protocolo que hay ante las agresiones que sufren el personal, es decir, es una medida más. ¿Qué es lo que pretendemos? Fomentar precisamente eso, la creación de departamentos de seguridad, que haya un encargado que, además de ver qué medidas de seguridad se necesitan o si hay que incorporar personal, consiga evitar o disminuir esas agresiones. Entonces, la figura del interlocutor sanitario lo que hace es, por decirlo de alguna forma, vender ante las autoridades sanitarias la necesidad de la creación de un departamento, de contratación de un director de seguridad y, por supuesto y sobre todo, de la contratación de vigilantes de seguridad que estén en los propios centros sanitarios o en los propios centros médicos vigilando y protegiendo al personal sanitario.
¿Falta seguridad en los centros sanitarios, en ambulatorios, en hospitales?
Yo creo que en términos genéricos no falta seguridad. La ventaja de tener un director de seguridad es que él hace un análisis de riesgos en base a las denuncias o a las notificaciones de las agresiones, y se dispone de una serie de medidas de seguridad que pueden ser videocámaras, botones de pánico, botones de ayuda...En caso de que se produzcan agresiones, determina dónde se producen: en la sala de espera, Urgencias o justo en la puerta cuando de alguna manera no se deja pasar a alguien sin mascarilla o se le dice a alguien que esa atención no se le puede prestar en presencia sino que tiene que realizarse a través de videoconferencia, página web o llamada y provoca la reacción de esa persona que no admite. La ventaja de esos departamentos es que precisamente nos anticipamos y es una medida para paliar esas agresiones.
¿Hay algún departamento de este tipo en este momento?
Sí, nosotros tenemos dados de alta aproximadamente unos 44 departamentos de seguridad de centros sanitarios. 44 departamentos son bastantes porque tienen que tener en cuenta que muchos cubren diversos servicios o diversos establecimientos sanitarios, no solo uno.
¿Qué efectos ha tenido la pandemia en cuanto a agresiones a sanitarios? Porque los datos del Ministerio de Sanidad lo que nos dicen es que han disminuido...
Nosotros lo que hemos visto fundamentalmente es que ha habido un traslado de las agresiones. La pandemia lo que ha ocasionado precisamente es que ha habido mucha teleasistencia. Eso ha hecho que aquellos que han ido a los centros sanitarios no han tenido facilidades de acceso para llegar al médico, con lo cual hemos visto que ha habido un traslado de las posibles agresiones desde el personal médico a aquellos que por el camino ponían la cortapisa para no poder pasar o "no le van a atender o tiene que hacer usted una consulta a través de teléfono". Ha habido un incremento de las agresiones al personal que está en la recepción, que afectaría al administrativo y a la recepción de los pacientes. No ha habido tanto contacto lógicamente con los médicos,sí con otras personas que sin ser personal sanitario, bien médicos o bien personal de enfermería, no tenía ese contacto.
¿Y se podría decir que han aparecido a raíz de la pandemia Covid nuevos tipos de agresiones a sanitarios?
Se han incrementado sobre todo mucho las agresiones verbales, las que no son físicas, quizá porque ya no era tan factible acceder directamente al personal sanitario y se ha traducido en un incremento de otro tipo de agresión.
También habría que destacar que, en la primera fase del confinamiento, se produjo también un incremento en las malas actitudes hacia el personal sanitario, a lo mejor en sus domicilios o en los desplazamientos desde su lugar de trabajo. Hubo una especie de incremento extra hospitalario de las agresiones. Estamos hablando normalmente de agresiones verbales por la situación que se vivía en esos momentos.
Y luego también lo que hemos visto ya últimamente con la aplicación de las medidas que hay contra el Covid, es el incremento de los ataques o de las malas actitudes por ejemplo en los incumplimientos de la obligación de entrar en los centros sanitarios con mascarilla. Ha provocado rechazo por ciertas personas y se ha traducido en agresiones normalmente verbales.
¿Hace falta mayor formación en cuanto a agresiones sanitarias?
Yo creo que sí. No hace falta formación en defensa personal, pero sí creo que hace falta en tratamiento de las situaciones, es decir, cómo mantenerla bajo control, que el personal sanitario o el que trabaja en los centros sanitarios sepa controlar una situación y que no vaya a más.
Dicho esto, ¿cómo debería de actuar un profesional sanitario que se encuentre en este tipo de situación?
Estamos dando ya formación al personal sanitario en este aspecto. Hemos editado un folleto, un tríptico, donde damos consejos y lo estamos repartiendo en los centros sanitarios. Básicamente es evitar que la situación vaya a más, que salga del propio personal, que no haya una reacción mayor que la acción y entremos en bucle y la cosa vaya a peor.
"La obligación de llevar mascarilla en centros sanitarios ha provocado rechazo y ese rechazo se ha traducido en agresiones"
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Si esa situación no la consigue mantener, el único que puede poner fin a esa situación es el vigilante de seguridad, sin implicar a nadie ajeno, es decir, a otros pacientes, a otro personal, a alguien que pase por ahí...
Y luego de cara a los pacientes ¿cómo se podría abordar la situación de las agresiones a sanitarios?
Igual que estamos dando información a los vigilantes de seguridad, queremos dar información también a los pacientes en general, queremos hacer o realizar un vídeo de explicación desde el punto de vista de la policía, del interlocutor sanitario para que esté disponible a través de la página de la Policía. Igual que tenemos vídeos en el tema de la violencia, en los centros educativos.
¿Hay diferencias de género en cuanto a las agresiones a sanitarios?
Lo que se puede comprobar es que hay lógicamente más agresiones a mujeres sanitarias pero porque es que hay un porcentaje mayor de profesionales. El 75 por ciento de las agresiones se hace a mujeres, pero es normal. Yo creo que no hay una predisposición de género, el que agrede a un sanitario, bien sea de forma física o bien sea de forma verbal, le agrede por ser sanitario o por trabajar en un hospital, no por su condición de mujer o por su condición de hombre.
Por edad, hemos visto que hay también un porcentaje mayor en una tabla de años, pero también es cierto que son las edades medias de los profesionales.
Tenemos entendido que en un 4 % de los casos los ataques tienen lugar bien en el domicilio del paciente o en una vía pública, ¿qué recomendaciones se deben dar para evitar precisamente este tipo de situaciones que entendemos que es cuando los profesionales sanitarios se pueden sentir más indefensos al estar solos?
Las pautas que damos de autoprotección son generales, no podemos dar concretas. Un profesional sanitario que pueda, en cierto modo, recibir una amenaza previa en el propio centro sanitario, con un sistema con el que queremos implementar, que es el de denuncias in situ, esa primera agresión se corta de alguna forma en el propio centro al presentarse la denuncia. Implicaría romper esa cadena del incidente en el hospital o en el centro sanitario y su traslado a cuando el médico o el sanitario sale, es decir, atajar de alguna forma la situación lo antes posible.
¿Se prevé un posible aumento de las agresiones a sanitarios ahora que se está retomando la atención presencial?
Yo espero que no, estamos trabajando precisamente para atajar las que ya teníamos, las nuevas modalidades que se han producido durante el confinamiento y para evitar por supuesto repuntes. Ya no solo eso, sino que queremos que retroceda el número de agresiones. Entonces, esperar no lo esperamos, confiamos en que no sea así.
Además de ese sistema de denuncias rápidas, ¿qué medidas se necesitan para acabar definitivamente, por lo menos reducir el número de ataques a sanitarios, en un sistema de salud como el nuestro?
La formación. Que el personal sanitario reciba formación, que incluso el personal, los trabajadores que están en el ámbito sanitario sin ser propiamente personal sanitario también la reciban y los vigilantes de seguridad de los propios centros sanitarios. Es decir, formación en materia de prevención.
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