Una invesigación presentada en la 59ª Reunión Anual de la Sociedad Europea de Endocrinología Pediátrica revela que las personas que son particularmente sensibles a las
hormonas del estrés también exhiben marcadores que sugieren que tienen un mayor riesgo de desarrollar
enfermedades cardiovasculares.
El estudio tenía como objetivo crear una prueba que pudiera ayudar a los médicos a diferenciar si una persona es
sensible o resistente a la
hormona del estrés. De esta forma, los facultativos podrían aplicar mejores tratamientos y minimizar los efectos adveros de los que requieren glucocorticoides (GC).
Durante la fase de investigación, descubrieron que el perfil de proteínas asociado con la sensibilidad a los
glucocorticoides también reflejaba un aumento de los marcadores de riesgo de trastornos relacionados con el
estrés —como el accidente cerebrovascular o el ataque cardíaco— lo que apunta a nuevas posibilidades de diagnóstico o terapida en estas áreas.
Diferencias entre los resistentes y los sensibles
En este estudio —elaboradora por Nicolas Nicolaides en Grecia— participaron 101 voluntarios a los que se les administró una
dosis baja de GC —dexametasona— y luego se les clasificó entre los más sensibles y lo más resitentes, según los niveles de
cortisol en sangre a la mañana siguiente.
Las muestras del 10% superior e inferior se analizaron después usando espectrometría de masas por cromatografía líquida para identificar diferencias en el
perfil de proteínas entre estos grupos. El grupo sensible tenía 110 proteínas reguladas positivamente y 66 reguladas negativamente en comparación con el grupo resistente. De las proteínas reguladas al alza en el grupo sensible, varias se asociaron con una mayor
coagulación sanguínea.
"Nuestros hallazgos muestran, por primera vez, cómo el aumento de la sensibilidad a los glucocorticoides puede estar asociado con trastornos relacionados con el estrés, incluidos los
infartos de miocardio y el
cerebro, lo que podrían conducir a nuevas intervenciones terapéuticas", afirma sobre su investigación Nicolas Nicolaides.
Hace falta un estudio más grande
Entre sus declaraciones, Nicolaides pide ampliar esta investigación. "Este fue un estudio pequeño, por lo que se necesitan
estudios más grandes para confirmar las diferencias observadas entre las personas sensibles y resistentes a los glucocorticoides".
El equipo ahora planea realizar estudios más amplios para confirmar estos hallazgos y desarrollar un perfil característico para
identificar estos grupos de pacientes, que también pueden tener una mayor susceptibilidad a los trastornos relacionados con el estrés.
"Creemos que si las personas más sensibles a los glucocorticoides están expuestas a un
estrés excesivo o prolongado, el aumento resultante de la activación de las células sanguíneas podría predisponerlas a la formación de
coágulos en el corazón y el cerebro, lo que provocaría ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares. De esta forma, podríamos identificar a aquellos en mayor riesgo y que necesitan manejar el estrés", concluye.
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