Si acaso una sola copa al día además de abstinencia 48 horas a la semana. Tal es el límite que sugiere uno de los autores de una revisión reciente que demuestra, eso sí, que el consumo moderado pero periódico de alcohol no protege del accidente cardiovascular a quienes padecen anomalías rítmicas del latido como la fibrilación auricular, sino que aumenta el riesgo de que lo experimenten.
Según han concluido los investigadores, en el artículo, publicado en Journal of the American College of Cardiology, entre ellos el profesor Peter Kistler, del Baker IDI Heart and Diabetes Institute y el Hospital Alfred en Melbourne (Australia), “las personas que continúan consumiendo alcohol a tasas moderadas también notan que sus latidos cardiacos irregulares se vuelven más frecuentes, algo que es preocupante, ya que puede llevar a problemas graves como la insuficiencia cardiaca y el accidente cerebrovascular”, ha apuntado Kistler.
“Así que, aunque no tenemos datos aleatorios que nos digan cuál es una cantidad ‘segura’ para consumir, las personas con un latido cardiaco irregular probablemente no deberían beber más de una bebida alcohólica por día con dos días sin alcohol por semana”, ha precisado.
Más de cien estudios previos han demostrado que una ingesta entre ligera y moderada de alcohol –hasta siete bebidas por semana para las mujeres y 14 para los hombres– en realidad benefician a algunas personas al reducir el riesgo de enfermedad para el corazón y el desarrollo de patología de las arterias coronarias. Sin embargo, esta revisión muestra que no es así cuando se trata de fibrilación auricular.
“En los últimos años, se ha puesto mucha atención sobre los beneficios para el corazón de beber pequeñas cantidades de alcohol”, ha explicado Kistler.
“Los resultados son significativos, ya que lo más probable es que haya personas que consumen de uno a dos vasos de alcohol diarios que no se dan cuenta de que se están poniendo en riesgo de sufrir latidos cardiacos irregulares”, ha advertido.
La revisión incluye a cerca de 900.000 personas durante 12 años y detecta un aumento del ocho por ciento en el riesgo de latido irregular por cada bebida alcohólica consumida por día. Tanto los hombres como las mujeres se veían afectados por igual.
“Mientras que cantidades moderadas de alcohol parecen protectoras para las ‘tuberías’ o el suministro de sangre al músculo cardiaco, los beneficios de su ingesta no se extienden a las partes eléctricas del corazón o a su latido”, ha señalado Kistler.
Varios efectos del alcohol promueven latidos irregulares
El alcohol da pie a muchos efectos sobre el cuerpo humano, y varios, de forma probable, contribuyen a la fibrilación auricular; por ejemplo, se sabe que daña las células y provoca que pequeñas cantidades de tejido fibroso en el corazón den pie a un latido cardiaco irregular.
La ingesta del tóxico también da lugar a efectos electrofísicos: las células del corazón se contraen de una manera coordinada por el movimiento de señales eléctricas entre las células y, con el tiempo, beber cambia esa coordinación y desencadena latidos cardiacos irregulares.
Además, afecta al sistema nervioso autónomo, que controla funciones corporales como la frecuencia cardiaca, la digestión y la frecuencia respiratoria. Este análisis de la literatura científica publicada descubre, de hecho, que el alcohol estimula el sistema nervioso vegetativo y, una vez más, eso favorece la aparición de fibrilación auricular.
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