Los
ancianos mayores de 80 años recurren
menos a las
urgencias extrahospitalarias al sentir los
síntomas de un infarto, según ha revelado un estudio llevado a cabo por el equipo de Hemodinámica del Hospital Universitario San Juan (Alicante) y presentado en el
Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares SEC 2018.
Esto hace que se
retrase el inicio de la reperfusión, el
tratamiento más eficaz en estos casos y consistente en abrir la a
rteria ocluida con el objetivo de
reestablecer el flujo sanguíneo en la zona del
corazón afectada.
En cuanto a las causas de la menor recurrencia, el miembro de la Sociedad Española de Cardiología,
Ramón López Palop, ha destacado "la distinta forma de presentación en los síntomas puede hacer que se dude sobre la gravedad del problema que se presenta. Tampoco es rara la cultura de 'no molestar' del anciano que, por ejemplo, espera que se haga de día para acudir al hospital y no dar trabajo a la familia".
Por otro lado, "la
desinformación puede ser otra causa, sin que pueda descartarse el ageísmo en determinados casos, en los que sea el propio entorno el que minusvalore los problemas de las personas con mayor edad", ha agregado el también coordinador del estudio. Sin embargo, ha remarcado que sóoo pueden señarlarse como
hipótesis, puesto que el estudio no estaba determinado para determinar las causas.
El estudio incluyó a 1.427 participantes
En concreto, el estudio incluyó a
1.427 pacientes, 189 de ellos mayores de 80 años. Del total de la muestra analizada,
340 eran mujeres (24 por ciento.) Un 10 por ciento habían tenido un
infarto previo y un 13 por ciento, alguna
intervención coronaria.
"Es difícil saber la incidencia real del infarto en la población anciana"
|
La investigación tenía como objetivo "
analizar si el paciente mayor de edad se comporta de
forma distinta al sentir los síntomas de un infarto", ha indicado López Palop. "Nos centramos en
analizar cuál era el primer contacto con el
sistema sanitario de los pacientes con i
nfarto agudo de miocardio según su
edad, teniendo en cuenta que hacerlo de una forma u otra puede tener consecuencias en su evolución posterior", ha agregado López Palop.
Un total de
7.953 ancianos, de 80 años o más,
fallecieron en España en 2016 por un i
nfarto agudo de miocardio, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. De ellos, 3.682 eran hombres y 4.271 mujeres.
Más complicaciones y mayor mortalidad
La
cardiopatía isquémica, debida a la
obstrucción de las arterias coronarias, aumenta con la
edad. "Es
difícil saber la
incidencia real del infarto en la población anciana, ya que existen
fallecimientos de personas mayores que pueden ser debidas a infartos que n
o llegan a diagnosticarse", ha apuntado la también coordinadora del estudio,
Pilar Carrillo.
Sin embargo, "sí sabemos, por
estudios epidemiológicos, que por encima de los 80 años, la
incidencia del infarto diagnosticado puede ser
más del triple a la de la población por debajo de los 65", ha agregado Carrillo. También se sabe que
a medida que avanza la edad, es
mayor la aparición de complicaciones tras un infarto. Y lo mismo ocurre con la
mortalidad.
El anciano presenta una serie de
características en la presentación del infarto que pueden
condicionar su manejo y su
pronóstico a largo plazo. "Es frecuente que cuando sufren un infarto
no experimenten dolor sino sensación de
falta de aire, ahogo o, incluso,
molestias abdominales", ha comentado la experta.
Además, es muy frecuente que tengan otras
enfermedades concomitantes que, aunque no estén relacionadas con el corazón, "puedan
afectar a los tratamientos que son necesarios, favoreciendo la
aparición de complicaciones. En general, el paciente anciano tiene infartos más graves que el paciente joven", ha concluido Carrillo.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.