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Las guías europeas de Cardiología "se aproximan más a la realidad clínica"

La SEC asegura un año después que han cambiado el paradigma y han creado una atención cardiovascular más individualizada

Cristina Goena Vives, miembro del grupo Jóvenes Cardiólogos de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

21 nov 2022. 12.10H
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POR IVÁN FERNÁNDEZ
Las guías europeas de prevención cardiovascular han cumplido un año desde su publicación, sin embargo, su aterrizaje asistencial ha sido “un poco complejo” y eso ha dificultado su aplicación en la “toma de decisiones”. A pesar de ello, aquellos facultativos que han aplicado las nuevas escalas aseguran, en base a su experiencia, que han supuesto un "cambio de paradigma" y un acercamiento a la atención cardiovascular de una forma "más individualizada". 

Para Cristina Goena Vives, del grupo Jóvenes Cardiólogos de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), las guías europeas conllevan "aspectos diferenciales". “Avanzan en la valoración del riesgo y la implementación de medidas con el fin de sensibilizar a todos en la prevención y promoción de la salud, pero lo hace de forma un poco compleja y eso puede dificultar la toma de decisiones en la situación sociosanitaria actual”, advierte la cardióloga.

Una dificultad que complica su implantación, aunque como explica Goena Vives esto es un mal común: “Las guías resumen y simplifican la información científica disponible, poniéndola al alcance del médico que debe tomar las decisiones. Pero la publicación de una guía no quiere decir que se aplique en la práctica, y mucho menos que se adopte de forma rápida. De hecho, a pesar de la mejoría en la calidad y el número de las guías, es habitual que no acaban de llevarse a la práctica en un gran número de casos, lo que evita que termine trasladándose a la práctica clínica habitual información relevante, con el consiguiente impacto en la calidad asistencial”.


Nuevos algoritmos para el cálculo del riesgo cardiovascular


Una de las modificaciones “más influyentes” de esta guía son la recomendación de nuevas escalas preventivas para valorar el riesgo vascular, estas sustituyen el SCORE previo por el SCORE2 y SCORE2-OP. “Disponer de nuevas herramientas nos ayuda a estratificar mejor el riesgo teniendo en cuenta factores de riesgo clásicos pero también situaciones clínicas. El SCORE2 no estratifica el riesgo cardiovascular a 5-10 años en términos de mortalidad exclusivamente, sino que valora también la morbilidad y enfermedades no mortales. Esto cambia el paradigma y creo que es más interesante y se aproxima más a la realidad clínica”, explica Goena Vives tras la experiencia de un año aplicando esta estratificación.

"Disponer de scores clínicos que valoren de forma más adecuada el riego cardiovascular es muy positivo y permite mejorar la planificación de la atención cardiovascular de una forma mucho más individualizada"


Por otro lado, el SCORE2-OP, según la especialista, permite valorar mejor las características de los pacientes más mayores y con mayor mortalidad por enfermedades no cardiacas. “Disponer de scores clínicos que valoren de forma más adecuada el riego cardiovascular como los propuestos en las guías es muy positivo y permiten mejorar la planificación de la atención cardiovascular de una forma mucho más individualizada”, detalla Goena Vives.

¿Hay sobreestimación o infraestimación de riesgo cardiovascular?


Tras la breve experiencia con estas valoraciones, desde la SEC consideran que con ellas se realiza una “valoración más adecuada del riesgo”. “Los factores de riesgo no tienen la misma asociación con la edad tanto en morbilidad como en mortalidad. Por ejemplo, en el caso de alguien mayor de 70 años, cualquier guía que no tenga en cuenta esto a partir de una edad sobreestimaría el riesgo cardiovascular e implicaría sobretratamientos. Añadir la morbilidad y tener en cuenta la edad son clave porque son factores modificadores de los factores de riesgo”, explica la especialista.

"Debemos evitar dicotomías intentando realizar una prevención mucho más integradora"


En ese sentido, desde la SEC consideran que la forma de estimar el riesgo ha cambiado en los últimos años y la Medicina camina hacia una estratificación de riesgo de salud total. “Hay muchos factores de riesgo vascular que lo son también para el cáncer, por ejemplo. Debemos evitar dicotomías intentando realizar una prevención mucho más integradora. Las entidades como el hígado graso, la fibrilación auricular, enfermedades inflamatorias crónicas, la mala calidad del sueño, infecciones… son nuevos marcadores de riesgo que permiten llevar a cabo la toma individual de decisiones centrada en el fenotipo global de la persona”, reivindica Goena Vives.

Unos factores clínicos que condicionan la actuación del médico. “En aquellas situaciones en las que estamos en el límite para una toma de decisión concreta, se propone considerar modificadores de riesgo como la etnia, el estrés, factores medioambientales y psicosociales, pero incluso debemos ir más allá", plantea la especialista. “Actualmente, hay factores como la peor salud mental que hace que haya enfermos que no consulten y no se pueda llegar a tiempo a prevenir eventos adversos. Además, por otro lado, debemos plantearnos siempre: ¿cómo el sistema sanitario puede ayudar a conseguir esos cambios de estilo de vida? Sería un error medicalizar o sanitarizar a la población, pero es importante reconocer esos factores y junto con el apoyo de otros colectivos como las asociaciones promover la salud”, reivindica Goena Vives.

Coordinación con Primaria


Otra de las patas clave para aplicar esta prevención recogida en las guías es la coordinación con Atención Primaria. “La prevención de la enfermedad cardiovascular necesita un enfoque integrador, con aportaciones de distintas disciplinas y áreas de especialización que trabajen juntas y centradas en el paciente y su entorno”, detalla la cardióloga.

En ese sentido, Goena Vives considera necesario avanzar para determinar claramente el ámbito específico de cada profesional sanitario. “Una de las grandes víctimas de la pandemia y la crisis sanitaria actual ha sido la pérdida de la continuidad asistencial en enfermedades crónicas y está claro que el médico de Atención Primaria es un elemento clave en varios eslabones de esa cadena. La organización de la prevención debe estar abierta de nuevo a los médicos de Primaria de forma ágil, pero es importante también aprovechar cualquier contacto sanitario y la hospitalización como una oportunidad de optimización”, concluye la facultativa.

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