La pobreza se revela como uno de los principales
factores de riesgo para la salud, tal como ha advertido hace poco un estudio
publicado en The Lancet. Ahora, una investigación
que publica Revista Española de Cardiología, ha dejado en evidencia la relación, en España, entre
producto interior bruto (PIB) y
mortalidad cardiovascular.
Según constata el estudio español,
Andalucía, Comunidad Valenciana, Murcia y Asturias se postulan como las que tienen tasas de mortalidad total por patología cardiaca más elevadas y, al mismo tiempo, menor producto interior bruto (PIB) contabilizado por habitante.
Las mismas comunidades autónomas más Canarias figuran en los primeros puestos, en la investigación, en mortalidad por cardiopatía isquémica correlacionada con
las cantidades más bajas del PIB.
Y, en tercer lugar, Galicia, Comunidad Valenciana y Cantabria (además de las anteriores) también sobresalen en mortalidad por ictus con los PIB más bajos en comparación con el resto.
En efecto, a pesar de que la patología cardiaca se revela como la primera causa de muerte en España
(29,66 por ciento de la mortalidad) existen diferencias entre las comunidades autónomas, siendo Andalucía la región con mayor índice de mortalidad cardiovascular (33,16 por ciento) y Canarias la de índice menor
(24,34 por ciento).
Los investigadores, de la
Universidad de Málaga, el
Hospital Virgen de la Victoria y el
Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares (Cibercv), han constatado, por tanto, que existe una
asociación inversa entre
riqueza y
mortalidad por
causas cardiovasculares.
Correlación de la mortalidad cardiovascular total. B: cardiopatía isquémica. C: accidente cerebrovascular con el producto interior bruto per capita de las comunidades autónomas de España. Las comunidades se identifican con iniciales y los datos de mortalidad se expresan en número de fallecidos y producto interior bruto per capita en euros (datos medios del decenio 2005-2014 por millón de habitantes y estandarizados por edad y sexo). AN: Andalucía; AR: Aragón; AS: Principado de Asturias; CA: Canarias; CH: Castilla-La Mancha; CL: Castilla y León; CM: Comunidad de Madrid; CN: Cantabria; CT: Cataluña; CV: Comunidad Valenciana; EX: Extremadura; GL: Galicia; IB: Islas Baleares; LR: La Rioja; NV: Comunidad Foral de Navarra; PIB: producto interior bruto; PV: País Vasco; RM: Región de Murcia. Fuente: Revista Española de Cardiología.
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Los resultados del estudio ponen de manifiesto que la riqueza económica de una región equivale a uno de los factores por tener en cuenta en la estimación del riesgo cardiovascular, así como a la hora de establecer medidas preventivas.
“Así, se debería añadir a los factores de riesgo cardiovascular tradicionales, otras variables sociales como
el grado de cobertura y la calidad del acceso a todos los niveles sanitarios, la estructura del mercado laboral o el nivel educativo, factores todos ellos influidos por el PIB” ha apuntado Jiménez-Navarro.
A mayor PIB, menor número de angioplastias y marcapasos
“En el análisis observamos una correlación entre menor PIB y mayor mortalidad por
cardiopatía isquémica y enfermedad cerebrovascular, así como un menor número de intervenciones como angioplastias, cirugías o marcapasos”, ha constatado
Manuel Jiménez-Navarro, investigador del Cibercv y del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga y coordinador del estudio.
El equipo de investigadores que han participado en el estudio forma parte del Ciber de enfermedades Cardiovasculares, dependiente del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), constituido a comienzos de año. Antes formaba parte de la Red de Investigación Cardiovascular (RIC), del ISCIII.
Pérez-Belmonte, otro de los colaboradores del estudio, posee un contrato pos-MIR
Jordi Soler en la mencionada Red de Investigación Cardiovascular.
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