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La cirugía cardiaca duplica la supervivencia en trastorno genético grave

Un estudio descubre que los recién nacidos sometidos a una operación disminuyeron la mortalidad hospitalaria

La Universidad de Stanford.

18 oct 2017. 12.30H
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POR REDACCIÓN
La cirugía cardiaca disminuye significativamente la mortalidad hospitalaria entre los bebés con cualquiera de dos trastornos genéticos que causan discapacidades físicas e intelectuales severas, según un nuevo estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford y la Universidad de Arkansas para Ciencias Médicas (Estados Unidos).

La trisomía 13 y 18, que resulta de tener cromosomas adicionales, a menudo causan defectos cardiacos y los bebés con las enfermedades generalmente mueren dentro de su primer año, muchos de ellos incluso a los pocos días de venir al mundo.

Debido a la corta esperanza de vida, sus trastornos cardiacos a menudo se tratan con atención médica estándar (fármacos para la presión arterial, ventiladores y líquidos intravenosos), pero no cirugía porque rara vez se les ofrece a los padres como opción.

Para llevar a cabo la investigación, publicada en Pediatrics, se analizaron los resultados de 100 bebés con trisomía 13 o 18 que habían recibido cirugía cardiaca y registraron los impactos en la salud. Los hallazgos mostraron que los pacientes sometidos a cirugía cardiaca aumentaron la supervivencia y el alta hospitalaria del 33 al 67 por ciento aproximadamente y que el impacto duró los siguientes dos años.

En palabras del autor principal, Thomas Collins, "cuando analizamos las curvas de supervivencia, los datos hablaron por sí mismos. Especialmente para la trisomía 18, el número de bebés que sobreviven más que se duplicó después de la cirugía".

La trisomía 21, la referencia

El especialista señala que su objetivo es desafiar la narrativa que rodea a estas dos patologías, al igual que la historia de la trisomía 21, o el síndrome de Down, ha cambiado en los últimos 40 años. Los científicos no están seguros de por qué las trisomías 13 y 18 están asociadas con tasas más altas de cardiopatías congénitas que la trisomía 21, y por qué las tasas de mortalidad de los pacientes son mucho más altas.

Sin embargo, Thomas Collins está seguro de que los pacientes con trisomía 13 y 18 tienen muchos más problemas neurológicos y de desarrollo que aquellos con síndrome de Down, y no sorprende las actitudes de los hospitales de que la cirugía se considere un gran riesgo para los pacientes con baja probabilidad de supervivencia de todas formas. Aun así, sospecha que los resultados de este estudio podrían cambiar el paradigma de cómo se trata a los bebés con trisomía 13 y 18.

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