El conocido como ‘
síndrome del corazón roto’ no tiene relación directa con el sentimiento que genera el fallecimiento de una persona cercana. Es decir, que la muerte del padre o de la madre o incluso de la pareja, no repercute directamente con el
infarto que pueda sufrir una persona ante esa situación. El infarto se da por el estrés que una persona ha estado padeciendo tiempo atrás, no por el 'amor' que siente hacia sus seres queridos, tal y como han puesto de relieve investigadores americanos en un reciente artículo de la
Universidad de Harvard (Estados Unidos). Por lo tanto,
esa cardiopatía la genera el estrés y no el amor.
Sobre el
origen del corazón roto, los investigadores recalcan que la enfermedad a menudo 'ataca' después de un
acontecimiento estresante repentino, aunque subrayan que sus condiciones fisiológicas previas “no son repentinas en absoluto”. De hecho, el texto fija que el origen de ese accidente cardiovascular se encuentra “meses o incluso años antes” del evento.
Un escenario que se ve confirmado por la variedad de otros factores desencadenantes de la afección, que incluyen la
lesión cerebral aguda e hipoglucemia grave. Además, los investigadores afirman que se han implicado
eventos positivos como que un equipo de fútbol gane un campeonato. Y añaden que hay una “ventaja” para los sobrevivientes del infarto: “No hay
ningún daño duradero en el corazón, en comparación con los pacientes cuyos episodios son causados por
obstrucciones en los vasos sanguíneos”.
El equipo científico ha investigado las raíces de la afección, utilizando una base de datos masiva de imágenes del cerebro por
tomografía por emisión de positrones (PET/CT). Esta línea de actuación ha permitido a los científicos, según el artículo de Harvard, rastrear el papel que 'juega' el estrés en este síndrome.
Comparar imágenes para dar con la ‘llave’ del infarto
El grupo investigador ha analizado los escáneres de pacientes que han desarrollado el síndrome del corazón roto y lo ha comparado con las de los pacientes que no lo han desarrollado. Tal y como recalca el texto de Harvard, los científicos han encontrado que aquellos que han sufrido el síndrome han tenido una actividad “elevada” en la
amígdala.
A su vez, los investigadores añaden que cuanto mayor es esa actividad, antes empiezan los
síntomas cardíacos: “Aquellos pacientes con una actividad alta de la amígdala han experimentado el síndrome dentro de un año. La actividad moderada de la amígdala se vincula con los síntomas tres años después”, recalcan.
Muchos factores para desarrollar el síndrome del corazón roto
Esta patología, además de ser conocida como el síndrome del corazón roto, también recibe el nombre de
miocardiopatía por estrés y
síndrome de takotsubo. En mayor medida la padecen las
mujeres durante la mediana edad. “Analizamos los eventos desencadenantes reales y descubrimos, al igual que otros grupos, que no siempre son noticias trágicas las que desencadenan la afección. Podría ser una
colonoscopia o una fractura de fémur”, explican los investigadores, resaltando la cantidad de factores que pueden “precipitar” esta enfermedad.
Está demostrado que una mayor cantidad en la amígdala aumenta la
inflamación, la
presión arterial, la
frecuencia cardíaca y otras características relacionadas con la mala salud. Pero, los científicos afirman que la “clave” es que la respuesta al estrés sea contrarrestada por los “efectos reguladores de la corteza prefrontal”. Es por ello que las investigaciones futuras, según el documento publicado por Harvard, deben ir en esclarecer los potenciales beneficios de otras intervenciones como la meditación y el ejercicio.
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