Menos del 20 por ciento de los establecimientos de gran concurrencia de personas dispone, en España, de un desfibrilador de emergencia. Y dos de cada tres de sus empleados ni siquiera conoce las técnicas básicas de reanimación cardiopulmonar (RSC).
Tal imagen obedece a la falta de conciencia “cardioprotectora”, que es como se denomina a los espacios que prevén la posibilidad de atender in situ un accidente cardiaco, según ha explicado José Luis Palma, vicepresidente de la Fundación Española del Corazón (FEC).
Este profesional ha citado el Estudio Cardioprotección en España 2016, realizado por B+Safe con la colaboración de la propia FEC, de donde se conocen esos datos: “Los resultados indican que la cardioprotección sigue sin ser una prioridad en España, ni para las instituciones ni para las empresas, a pesar de que cada año se producen más de 30.000 muertes súbitas, la mayoría de las cuales son debidas a una parada cardiorrespiratoria”.
“La disponibilidad de un desfibrilador puede salvar miles de vidas al año. En el caso de una parada cardíaca, la capacidad de reacción en los primeros cinco minutos marca la frontera entre la vida y la muerte”, ha asegurado, por su parte, Nuño Azcona, director general de B+Safe Almas Industries.
Según ha subrayado Azcona, la normativa en España es muy diversa, “hay comunidades como Cataluña, Andalucía, País Vasco, Canarias y Asturias, donde se ha regulado qué espacios deben disponer de desfibrilador y otras, como Madrid, donde simplemente no hay regulación”.
100 muertos al día
Según reseñan las estadísticas, en España fallecen alrededor de 100 personas al día por parada cardiaca. La realización de un masaje cardiaco y el uso del desfibrilador en los cinco minutos posteriores a la parada cardiaca aumenta hasta un 90 por 100 las posibilidades de supervivencia.
En Europa, el paro cardiaco es una de las primeras causas de mortalidad y en España se dan más 30.000 por año. En nuestro país, tras una enfermedad cardiaca, el índice de salvación se sitúa en un 4 por ciento mientras, en Estados Unidos, se sitúa ya en un 50 por ciento gracias a la implantación masiva de desfibriladores.
El plazo de intervención para salvar a una víctima es de no más de 4 ó 5 minutos. Además, por cada minuto que se pierde, hay un 10 por ciento menos de probabilidad de supervivencia.
Otras estadísticas de la investigación
Según revela el trabajo, un 62 por ciento de los establecimientos comerciales a los que se remitió el sondeo respondió que no disponía de desfibrilador instalado, y apenas un 10 por ciento tiene previsto instalarlo a corto plazo.
Este dato refleja que la cardioprotección no constituye una prioridad a pasar de tratarse de espacios con un alto nivel de concurrencia de público. Además, dos de cada tres establecimientos asegura que su personal no ha recibido formación en RCP, a pesar de que cada año se producen más de 30.000 paradas cardíacas en nuestro país fuera del ámbito hospitalario.
Sólo el 30 por ciento de los encuestados aseveró que se vería capaz de realizar esta técnica de resucitación cardiovascular. En cuanto al tiempo de respuesta, un 61 por ciento de los encuestados dijo que menos de cinco minutos (si se supera este plazo, el accidentado puede morir y tener secuelas); el 10 por ciento, 30 minutos; el 1 por ciento, 60 minutos; y el resto, el 28 por ciento, dijo que no sabía.
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