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El paciente atendido 'in situ' con desfibrilador sobrevive más

Un estudio insta a instalar el dispositivo en todas las CCAA


28 oct 2016. 14.10H
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POR REDACCIÓN
Un estudio presentado en el Congreso SEC 2016 evidencia, por primera vez, la importancia de actuar con un desfibrilador externo automático (DEA) ante un paro cardiaco por ritmo defibrilable, pues los resultados de supervivencia del paciente son mejores que si se espera a que llegue el servicio de emergencias médicas.

Según los resultados de este trabajo, la tasa de mortalidad hospitalaria se reduce hasta un 73 por ciento en aquellos pacientes atendidos con DEA, frente a los intervenidos por el SEM.

En la actualidad, alrededor de un 12 por ciento de todas las muertes en España son súbitas, unas 50.000 al año, y de éstas la gran mayoría se deben a un paro cardiaco. Sin embargo, la mayoría de los paros cardiacos extrahospitalarios no sobrevive hasta llegar al hospital.

Los firmantes del trabajo han concluido que cada región y comunidad autónoma debe plantear la instalación de un DEA analizando sus características poblacionales y geográficas, priorizando aquéllos espacios masificados y promoviendo campañas poblacionales de educación sobre reanimación cardiopulmonar.

Porque, de acuerdo con la investigación, los supervivientes de un paro cardiaco extrahospitalario revisten, además, mejor pronóstico si han sido tratados con un DEA de uso público, tal como ha comprobado un equipo de los hospitales Vall d’Hebron de Barcelona y Germans Trias i Pujol de Badalona, presentado en el Congreso SEC de las Enfermedades Cardiovasculares 2016.

Se trata de un registro prospectivo de todos los pacientes ingresados durante siete años (de 2008 a 2013) en los dos centros con diagnóstico de paro cardiaco extrahospitalario por ritmo desfibrilable y tratados con hipotermia moderada terapéutica por persistencia de coma.

Una muestra de 142 pacientes

En total, se incluyó a 141 pacientes, y se obtuvieron datos de la desfibrilación de 114. En comparación con los pacientes tratados con un desfibrilador de los servicios de emergencias médicas (SEM), que fueron casi un 82 por ciento de los casos, aquéllos a los que se asistió in situ con un DEA de uso público (un 18 por ciento) refirieron mayor supervivencia.

Como ha explicado Agnès Rafecas, primera firmante del estudio y miembro de SEC, “en la evolución neurológica a las 72 horas, los pacientes que habían sido atendidos por un DEA público in situ obedecieron más órdenes (78,9 por ciento frente a 51 por ciento), y también presentaban mayor reflejo flexor nociceptivo, aunque la diferencia no era significativa, probablemente debido al tamaño de la muestra”.

“Sin embargo, donde sí se vio una variación notable es en la tasa de mortalidad hospitalaria, bastante menor en este grupo (9,5 por ciento) que en el de aquellos pacientes atendidos por el SEM (34,4 por ciento)”, ha precisado.

Ante estos resultados, Rafecas ha destacado que, “actuar lo más rápido posible ante un paro cardiaco es fundamental, dado que, en ausencia de maniobras de resucitación cardiopulmonar, el daño neurológico es severo y las secuelas son irreversibles. La mayoría de los paros cardiacos extrahospitalarios, desafortunadamente, no sobreviven hasta llegar al hospital”.

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