Un nuevo estudio científico ha puesto el foco en la
adherencia del tratamiento del cáncer de mama, pues apunta que, en ciertos casos, los pacientes con esa enfermedad dejan de tratarse de manera ‘abrupta’. Concretamente, la investigación señala que el 12,2 por ciento de los enfermos que interrumpen la
terapia hormonal adyuvante, también dejan su
terapia cardiovascular. Un efecto perjudicial para los pacientes, puesto que puede
aumentar la mortalidad de esas personas, según afirman los investigadores: “Como era de esperar, encontramos que la interrupción de la terapia hormonal adyuvante se asocia con una mayor mortalidad no solo por cáncer de mama, sino también por enfermedad cardiovascular”.
“La falta de adherencia a la terapia cardiovascular a largo plazo sigue siendo una preocupación para la población en expansión de pacientes que sobreviven al cáncer de mama”, prosigue el estudio, añadiendo que los resultados de la investigación “exigen una vigilancia adicional” sobre las terapias anteriormente citadas en la práctica clínica. Uno de los problemas que el estudio pone sobre la mesa es el
efecto de esta falta de adherencia al tratamiento en los pacientes futuros, debido al
envejecimiento de la población y a la
cronificación de la enfermedad. “Los pacientes de edad avanzada ahora representan la mayoría de los pacientes que sobreviven al cáncer de mama, y se prevé que el número se
duplique para 2040”, subraya el texto.
En caso de que se interrumpa el seguimiento del tratamiento, los científicos señalan que el profesional oncólogo juega un papel ‘vital’: “Una vez que los oncólogos detectan la interrupción de la terapia hormonal adyuvante, deben preguntar a los pacientes sobre su adherencia a la terapia cardiovascular. Los
oncólogos deben pasar a centrarse en una sola enfermedad a enfocarse en múltiples patologías para evitar que los pacientes con cáncer de mama interrumpan el tratamiento, lo que probablemente se logrará a través de un enfoque y
cooperación cardio-oncológico ampliado”. Una colaboración entre ambas especialidades que iría en beneficio del paciente, afirman.
El estudio, llamado ‘Concomitant Discontinuation of Cardiovascular Therapy and Adjuvant Hormone Therapy Among Patients With Breast Cancer’ y publicado en la revista científica
JAMA, identifica, por otro lado, algunos factores de riesgo “compartidos” que pueden ayudar a
desarrollar intervenciones específicas para “mejorar simultáneamente la adherencia a ambas terapias”. Ello conllevaría a mejorar la supervivencia general entre los pacientes con dicha enfermedad, según subrayan los investigadores.
Factores que ‘detienen’ el tratamiento
La investigación científica pone de relieve que ciertas
variables socioeconómicas hacen que el paciente con cáncer de mama interrumpa su tratamiento. “La falta de participación en las mamografías, el divorcio, los bajos ingresos y el uso de medicamentos para aliviar los síntomas están asociados tanto con la interrupción de la terapia hormonal adyuvante como con la interrupción de la terapia cardiovascular”, explica el texto.
Estos factores compartidos, añaden los científicos, pueden servir como objetivos potenciales para intervenciones que pueden mejorar simultáneamente la adherencia a más de un medicamento que “salva vidas”, por lo que tienen una mayor rentabilidad”. Por otro lado, hay variables que no son compartidos, como pueden ser, por ejemplo, la
edad en el momento del diagnóstico, los
antecedentes familiares de cáncer de mama y de eventos cardiovasculares o el
uso de terapia de reemplazo hormonal.
Concretamente, para justificar esta línea de investigación, los autores inciden en que el cáncer de mama es el cáncer femenino más común. Añaden, además, que en el año 2020 murieron en todo el mundo más de
65.000 mujeres por causa de esta patología.
No obstante, apuntan a que la mejora de la supervivencia en pacientes con esta enfermedad ha traído consigo una
mayor incidencia de comorbilidades. “La enfermedad cardiovascular es una de las comorbilidades más frecuentes entre los pacientes con cáncer de mama”, indican.
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