El
Servicio de Cardiología; la Unidad de Geriatría del Servicio de Medicina Interna y la Enfermería especializada del Área de Enfermedades del Corazón del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) han liderado con el
Hospital Clínico de Valencia un ensayo clínico multicéntrico en el que han participado un total de 13 centros de todo el Estado para evaluar la eficacia del cateterismo cardíaco en personas mayores que sufren un
infarto de miocardio y que presentan criterios de fragilidad. El trabajo ha obtenido un importante eco internacional después de ser publicado en la prestigiosa revista
JAMA Internal Medicine.
En el ensayo han participado un total de
167 pacientes mayores que habían sufrido un infarto agudo de miocardio sin elevación del segmento ST (una señal que se identifica en el electrocardiograma) y con
criterios de fragilidad. La principal conclusión del ensayo es que el
catererismo rutinario no mejoró el número de días de vida fuera del hospital durante el primer año después de un infarto frente a un tratamiento más conservador.
Tal y como explica
Albert Ariza, del Servicio de Cardiología del HUB e investigador del IDIBELL, y uno de los firmantes principales del trabajo, “el
tratamiento invasivo rutinario no ofrece ningún beneficio en cuanto al número de días de vida fuera del hospital en el primer año después del infarto, que es el criterio de valoración básico que hemos introducido en el ensayo”. Este criterio tiene en cuenta reingresos, mortalidad y las preferencias del paciente, que en este
perfil están muy relacionadas con el deseo de poder volver a casa lo antes posible después de un ingreso hospitalario.
El ensayo se ha realizado gracias a la obtención de una subvención FIS del Instituto Carlos III. Recoge una línea de trabajo conjunta entre
Cardiología, Geriatría y Enfermería que se inició hace diez años para reducir las discrepancias entre las indicaciones de las guías y las actuaciones en algunos perfiles de pacientes del día a día. Los
resultados obtenidos han confirmado la percepción clínica de que el tratamiento invasivo no supone una mejora significativa en un determinado perfil de pacientes caracterizado por su fragilidad.
"Por edad no debe desestimarse ningún tratamiento"
“Una persona mayor con criterios de fragilidad
no tiene nada que ver con un paciente de 50 años”, según el Ariza, que cree que los resultados y el eco que está obteniendo el trabajo, sobre todo en Estados Unidos, pueden comportar modificaciones en las recomendaciones de las guías clínicas. "
Es cierto que por edad no debe desestimarse ningún tratamiento, pero en pacientes de edad avanzada, y fragilidad hay que analizar el riesgo-beneficio del tratamiento de forma personalizada y en algunos casos un abordaje conservador inicial es una alternativa muy razonable", concluye.
A partir de este trabajo, los
profesionales del HUB se plantean, desde la misma base de trabajo colaborativo multidisciplinar, profundizar en la investigación sobre posibles intervenciones más globales sobre los pacientes frágiles, incluyendo programas de nutrición, de rehabilitación física y soporte social. Tal y como subraya Ariza, "es muy importante
trabajar en esta línea, porque los enfermos reingresan a menudo y el envejecimiento de la sociedad es creciente".
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