El tratamiento y abordaje de la insuficiencia cardíaca lleva consigo un control de la
ingesta de sodio. Si bien las guías clínicas recomiendan un
máximo de 3-5 gramos de sal al día, no fijan un baremo mínimo recomendable. Un reciente estudio llevado a cabo en Estados Unidos incide en esa cuestión, puesto que concluye que una reducción drástica de la ingesta de sodio es perjudicial para los pacientes con insuficiencia cardíaca. Además, los investigadores subrayan que el 80 por ciento de las personas con esa enfermedad cardiovascular tienen un mayor riesgo de morir cuando ingieren
menos de 2,5 gramos de sal al día en su dieta.
Por ello, es importante para la Sociedad Española de Cardiología (
SEC) ceñirse a no pasar la cantidad máxima recomendable de sal. “La duda que hemos tenido siempre los clínicos es saber
cuánto es una ingesta baja de sal y cuánto es una ingesta alta. Pero, lo que hemos aprendido es que una
reducción muy estricta de sal no es beneficiosa”, recalca
Marta Cobo, miembro de la Asociación de Insuficiencia Cardíaca de la sociedad médica. “Este estudio apoya la idea de que no tenemos que ser muy estrictos, pero tampoco nos tenemos que pasar de los 3-5 gramos, que es lo que recomiendan nuestras guías para una dieta saludable”, apunta.
La investigación se ha centrado en nueve ensayos que evalúan diferentes niveles de restricción de sodio para personas con insuficiencia cardíaca. Ha sido presentado en la Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología junto con el Congreso Mundial de Cardiología. El estudio manifiesta que
restringir el sodio de la dieta a una cifra menor de la recomendación habitual es contraproducente para el
tratamiento de la insuficiencia cardíaca. Además, los investigadores recalcan que limitar el sodio sigue siendo el camino para controlar esa enfermedad, aunque la cantidad de restricción no está del todo clara. El estudio muestra que el enfoque debe estar en establecer un nivel seguro de consumo de sodio, en lugar de
restringir demasiado su ingesta.
No obstante, desde la SEC apuntan a que ese tipo de dieta diaria en la que la sal sea menor a 2,3 gramos “
no es una dieta que se siga en la población general”: “Hacer una dieta de menos de 2,5 gramos en nuestra sociedad actual es muy difícil”, comenta Cobo. A lo que añade que “la dieta baja en sal es beneficiosa para la salud, pero
no una dieta muy baja en sal”.
Individualizar la cantidad de sal en la dieta
Según los datos de la Fundación Española del Corazón (
FEC),
la insuficiencia cardíaca afecta al 6,8 por ciento de la población mayor de 45 años en España. La incidencia en la última década ha
aumentado un 30 por ciento, por lo que el nivel de sodio que se ingiere en las comidas tiene relevancia en la sociedad. “Tenemos que seguir recomendando una
dieta cardiosaludable con bajo contenido en sal, evitando las comidas procesadas y sin añadir mucha sal extra”, indica Cobo.
Por otro lado, la Sociedad Española de Cardiología hace hincapié en la
individualización de los casos. “No es lo mismo un paciente con hipertensión no controlada o uno con insuficiencia cardíaca de difícil control. Es importante el mensaje de intentar ver el
perfil de cada paciente”, inciden, a la hora de fijar un baremo de sodio en la dieta.
“Los parámetros por lo alto no los vamos a cambiar. Más de 3-5 gramos de sodio al día es perjudicial. Lo que cambiará es el mensaje de
no tomar sal”, especifica Cobo, añadiendo que la cantidad mínima de sal recomendada “no lo tenemos claro”.
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