Una plantilla ajustada no impide dar lo mejor de la sanidad española en atención del infarto en las urgencias. El Ramón y Cajal de Madrid atesora cifras de coste-eficiencia en esta clase de enfermedades a la altura de su recorrido histórico. Pero uno de los hospitales señeros de la sanidad española resuelve hoy un elevado porcentaje de enfermedades cardiovasculares para la que no existían técnicas eficaces en el pasado reciente. La cabeza visible del Servicio, José Luis Zamorano, lo cuenta para Redacción Médica.
¿Qué proyecto destaca sobre el resto en el Servicio con vistas a 2017?
El Servicio de Cardiología tiene una clara vocación investigadora y docente. No hay más que ver las memorias académicas de los últimos tres años, donde los diferentes integrantes del Servicio han publicado 164 artículos científicos, siendo el 80 por ciento publicados en lengua inglesa.
Baste reseñar también que tenemos, actualmente, cuatro Proyectos de Investigación en Salud (FIS) en marcha, tres proyectos europeos competitivos y una financiación superior a un millón de euros en proyectos de investigación.
Por ello, resulta difícil señalar una línea de investigación que sea más importante que las demás. Nos centramos mucho en el diagnóstico precoz de la enfermedad cardiovascular, sin duda. Si tuviera que reseñar una cosa especialmente motivante para este 2017, sería la reciente creación del Ciber Cardiovascular, donde hemos sido aceptados para ser parte de esta nueva e importante iniciativa.
Nuestra contribución allí serán las enfermedades valvulares cardiacas, su diagnóstico y tratamiento. Asimismo, tenemos consolidada nuestra Unidad de investigación básica con técnicos y biólogos incorporados a nuestro servicio. Es, sin duda, motivante una investigación traslacional, que está muy muy favorecida al hacerse dentro del mismo hospital.
¿Otras líneas de investigación adicionales?
Hemos desarrollado mucho la línea genética en el estudio de las miocardiopatías, en las que destaca el doctor Rincón con un proyecto FIS a este respecto. El estudio del síndrome coronario agudo en pacientes jóvenes o el desarrollo de modelos de infarto y de reperfusión en cerdos (tesis doctoral de la doctora Pascual) son buenas líneas llevadas a cabo por el doctor Sanmartín.
En la Unidad Coronaria, Gonzalo Alonso lee en breve su tesis acerca de la fragilidad en pacientes con infarto. En arritmias, no solo superamos las 500 ablaciones en fibrilación auricular este año, colocándonos a la cabeza de España, sino que el desarrollo del tratamiento de ablación de las taquicardias ventriculares por el grupo del doctor Moreno alcanza unos frutos consolidados ya.
De hecho, se ha establecido el club de taquicardias ventriculares dirigido por ellos. La imagen siempre estuvo muy bien desarrollada y ahora su integración con los procedimientos estructurales en hemodinámica está proporcionando líneas de investigación muy prometedoras.
En las próximas semanas, inauguramos la primera sala híbrida de la Comunidad de Madrid con tecnología que nos va a permitir seguir con las líneas de investigación actuales. Tenemos un proyecto europeo acerca de la mecánica ventricular tras la TAVI, habiéndose publicado ya resultados y siendo el contenido, como he dicho, el de la tesis doctoral de la doctora Lozano.
Además, se ha llevado a cabo desde nuestro hospital el registro europeo mitral y aórtico con más de 90.000 pacientes incluidos, publicación de varios artículos en inglés y tesis doctoral del doctor Monteagudo. Sin duda, la Unidad de Imagen que dirige la doctora Fernández Golfin goza de una tecnología y de recursos que reflejan su capacidad investigadora. En rehabilitación, la doctora De Pablo está desarrollando un proyecto FIS sobre la rehabilitación con telemedicina, tesis doctoral en la que también participa la doctora Velasco.
Como ve, se trata de un servicio amplio, con grupos muy consolidados. Para mí es un deber que tenemos simplemente por trabajar en uno de los buques insignias de la sanidad española.
¿De cuánto personal médico está compuesta la plantilla?
La plantilla está ajustada para la labor que hacemos. En mayo, hará cinco años que llegué al Ramón y Cajal. Somos seis médicos menos que entonces. Realizamos una gran labor asistencial con más de 40.000 consultas al año.
En cuanto a los datos del hospital, tenemos una estancia media de cuatro días; una tasa de mortalidad del 1,3 por ciento y un índice de estancia media ajustada (IEMA) de 0,9.
En la Unidad Coronaria tenemos más de 800 ingresos con estancia media de tres días y un 45 por ciento de las altas directas a domicilio, así como una tasa de mortalidad del 3,5 por ciento, lo que nos ha otorgado un IEMA de 0,7.
Realizamos, como he dicho, más de 500 ablaciones de fibrilación auricular con un 40 por ciento fuera del área, así como más de 15.000 ecocardiografías al año. En hemodinámica hacemos todos los procedimientos estructurales, 310 en urgencias al año y con un número muy bajo de complicaciones.
Y tampoco debo dejar de mencionar la rehabilitación cardiaca, pionera en España y con grandísima actividad. En resumen: gran actividad asistencial, buenos resultados, plantilla adecuada… aunque quizás echo de menos un hueco: mi plantilla ideal es la que tengo más uno más.
El centro es puntero en atención del ictus, algo que atañe a los neurólogos. ¿También existe un dispositivo especial de atención al infarto al que esté adherido el hospital?
Participamos en el programa Código Infarto de Madrid. De hecho, yo digo que tratamos el infarto de forma excepcional tanto desde el punto de vista asistencial como de coste.
Somos solo cuatro hemodinamistas para las dos salas que hay, a lo que se suma la asistencia diaria a las guardias. El año pasado hicimos 320 procedimientos de urgencia. Eso hace que prácticamente a diario tengamos que reajustar la actividad. Es decir, para una plantilla ajustada, el tratamiento es muy bueno y eficiente.
A lo largo de su trayectoria, ¿qué demanda de enfermedad cardiaca ha visto más frecuente y cómo ha evolucionado con el tiempo?
La Cardiología es de las especialidades médicas que más se ha desarrollado. ¡Y lo que le queda por venir! Pienso que el desarrollo de la estrategia frente a la enfermedad estructural valvular va a ser tremendo en los próximos años. Ése es el siguiente paso.
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