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"Las mujeres hacen menos rehabilitación cardiaca por su rol social"

La cardióloga Raquel Campuzano coordina la Unidad del Hospital Fundación Alcorcón premiada por las Buenas Prácticas

Raquel Campuzano.

20 dic 2018. 10.20H
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POR MARÍA GARCÍA
La Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Universitario Fundación Alcorcón se inauguró el 28 de febrero de 2013, en un día de nieve que provocó el desorden de la ciudad madrileña. El 1 de marzo comenzaron a llegar los pacientes. Desde entonces, su equipo multidisciplinar han remitido activamente al programa a todas las mujeres que han sufrido un episodio cardiaco y a las que se les había indicado la rehabilitación. Para conseguirlo, han ido abordando todas las situaciones que se presentaban en su rol social para que lograsen asistir. Raquel Campuzano, cardióloga y coordinadora de esta Unidad, explica a Redacción Médica que han identificado barreras de horarios, trasporte, económicas o familiares. Y todas ella han ido atajándose para conseguir su objetivo principal: que el paciente . Todo ello ha valido para que este proyecto fuese uno de los 40 en recibir la Certificación de Buenas Prácticas que otorga el Consejo Interterritorial del Sistema nacional de Salud

Por lo que contó cuando recogió el premio, tengo entendido que la inauguración de la Unidad no fue fácil.

Justo coincidió que el día que se daba a conocer Unidad nevó en Madrid y fue un caos. Pero la verdad es que, afortunadamente, su inicio fue ejemplar. El equipo multidisciplinar siempre ha tenido los mismos objetivos y tuvimos todo el apoyo, tanto de Gerencia como de nuestros superiores. Afortunadamente no hemos tenido ninguna dificultad más allá de coordinarnos entre todos, pero siempre ha sido muy fácil.

¿Cuántos profesionales forman el equipo multidisciplinar de la Unidad?

La Unidad está coordinada por un cardiólogo, que soy yo. Luego, la componen un médico rehabilitador, que es María Jesús López Navas; un fisioterapeuta, que es Joaquín Domínguez; una enfermera, que es Estrella Barreñada; una psicóloga, que es Sonia Pérez; y un psiquiatra, que es José Carlos Peláez. Ese es el núcleo de la Unidad.

Pero, además, tenemos muchos especialistas consultores que a diario trabajamos juntos: un urólogo, Ignacio Sola; la neumóloga, Eva Mª de Higes; y endocrinos, que son Juan José Gorgojo y Clara Serrano. También trabajamos con todos nuestros médicos de Atención Primaria en red. Realmente hay mucha gente alrededor de la Unidad.

¿Qué tipo de patologías tratan en la Unidad?

"Los médicos, en general, remitimos un 30% menos a las mujeres a rehabilitación cardiaca"

Se trata cualquier patología después de un evento agudo cardiológico. El 80 por ciento suele ser cardiopatía isquémica, después de un cateterismo o de una cirugía de revascularización. Pero también se trata a pacientes que hayan sido intervenidos de valvulopatías, que tengan insuficiencia cardiaca, que tengan hipertensión pulmonar, después del implante de dispositivos intracardiacos, de cirugías de cardiopatías congénitas… Realmente, cualquier tipo de cardiopatía es susceptible de hacer una rehabilitación cardiaca salvo una obstrucción del tracto de salida del ventrículo izquierdo severa o una patología de distección de la aorta no reparada. Todo lo demás podría, y debería, hacer rehabilitación cardiaca.

¿Son menos dadas las mujeres a acudir a programas de rehabilitación cardiaca?

Sí, de hecho no es porque ellas no acudan. Hay estudios, sobre todo del 2017 de la Clínica Mayo, que demuestran que, en general, los médicos remitimos un 30 por ciento menos a las mujeres a rehabilitación cardiaca. De las pacientes que son remitidas, un 30 por ciento menos logran acudir al programa de rehabilitación. Y de las que finalmente acuden, un 30 por ciento menos completan el programa. O sea, que hay una regla no escrita de un 30 por cieento menos de acceso a rehabilitación cardiaca si eres mujer que si eres hombre.

Frente a eso, lo que se sabe es que las mujeres son las que más beneficios obtienen de las Unidades de Rehabilitación Cardiaca. De hecho, también hay estudios que nos dicen que a los 10 años la reducción de mortalidad entre las mujeres que hacen rehabilitación cardiaca y que tienen indicación, frente a las que no lo hacen, es de un 70 por ciento. Realmente, se benefician muchísimo de los programas de rehabiltiación cardiaca.

¿Qué razones han detectado en la práctica diaria para que las mujeres no acudan a rehabilitación?

No es por un factor de género ni de sesgo de géneros, sino que casi siempre es por los roles sociales que siguen ocupando las mujeres hoy en día. La mayoría de ellas tienen dependientes a su cargo, o tienen problemas de transporte, o de horarios para poder acudir a los programas de rehabilitación cardiaca. No es que las estemos discriminando por género, sino que suele ser por el perfil social: o no te planteas enviarlas o cuando las envías ellas no pueden acudir.

Frente a eso, lo que hay que hacer siempre es una derivación activa; es decir, después de que se haya producido esa inestabilidad, el paciente, sea hombre o mujer, salga con una cita para rehabilitación cardiaca. Para que nadie se escape. Y además, una vez que el paciente llegue a la Unidad, hay que identificar las barreras que en cada persona puedan existir para completar el programa, que en la mayoría de mujeres como comentamos suelen ser más de roles sociales. Entonces, en nuestra experiencia, la mayoría de las veces simplemente adaptando el horario para acudir y la duración del programa y los días de la semana, hemos conseguido que todas nuestras mujeres completen el programa de rehabilitación y que no se pierdan ninguna.

¿Cree que es habitual que se traslade la perspectiva de género a la Medicina?

"Tenemos que tener consciencia de que nosotras podemos sufrir del corazón"

Cada vez, afortunadamente, lo tenemos más en cuenta. Pero por ejemplo, dentro del campo de Cardiología, muchas veces las mujeres tardan más en consultar por el hecho de dejar a los dependientes que tienen en casa organizados, o no ser capaces de acudir ellas solas al hospital. Muchas veces las mujeres acuden tarde al hospital cuando tienen un evento coronario y, además, los síntomas en ellas a veces son un poco diferentes a los síntomas típicos en el sexo masculino.

Todo eso hace que, en general, cuando las mujeres acuden, las patologías cardiacas estén más avanzadas. Tenemos que cambiar también la información a la mujer y saber que la mujer se muere de cardiopatía isquémica igual que el hombre. Que cuando haya un dolor torácico o  fatiga en el pecho no hay que esperar a ver si se pasa, sino que hay que consultar, dependiendo de la gravedad de los síntomas, al médico de Atención Primaria o a un Servicio de Urgencias. Pero sin demorarse.

¿Conoce la sociedad mejor los síntomas de los hombres que de las mujeres en estas patologías?

Eso es. La sociedad está más educada en los síntomas típicos que tienen los varones, mientras que las mujeres a veces no tienen un dolor torácico tan típico. Aunque en nuestra experiencia muchas veces es una molestia similiar, pero lo que ocurre es que muchas veces las mujeres no tenemos consciencia de que nosotras podemos sufrir del corazón. Parece que es más una enfermedad de varones. Y desafortunadamente no es así. La cardiopatía isquémica es la causa de mayor morbimortalidad tanto en hombres como en mujeres, mucho más que el cáncer de mama o de pulmón, por ejemplo.

¿Cómo se podría revertir esta situación?

Informando a través de los medios, como en esta entrevista, es muy importante. Probablemente falte alguna campaña publicitaria enfocada más a cardiopatía isquémica en la mujer. Igual que por ejemplo está el plan de detección de mama, que ha calado muchísimo en la sociedad, una campaña divulgativa sencilla que muestre que cuando haya estos síntomas, aunque sea una mujer, puede estar teniendo un problema del corazón y debe acudir al médico. Y, después de ese problema de corazón, tiene una indicación absoluta de acudir a un programa de rehabilitación cardiaca. Y que todas las unidades y cardiólogos estemos concienciados de facilitar al máximo la adherencia de las mujeres al programa de rehabilitación y la remisión de las mismas.

¿Qué ha significado el premio de buenas prácticas para la Unidad?

Un impulso muy importante, porque realmente intentamos personalizar al máximo dentro de la sobrecarga asistencial que tenemos, para que el paciente pueda acudir al programa. Este premio no solo reconoce los resultados clínicos que ya hemos ido viendo en nuestros y nuestras pacientes en los últimos años, sino que también es una forma de difundir estos resultados e intentar que otros compañeros vean que con métodos tan sencillos como los nuestros, que no han supuestos más recursos, pueden dar la mejor atención a las pacientes.

Yo siempre hablo del premio y de las mujeres les digo a mis compañeros: “No te olvides de enviar a tus pacientes a rehabilitación cardiaca, pero mucho menos si son mujeres”. Todos tienen indicación, pero sobre todo creo que tenemos que hacer un poco de 'click': de esfuerzo activo en mandar a las mujeres que son las que más se benefician y las que, por rol social, menos van a acudir.


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