La nanotecnología está llamada a ser la futura revolución industrial y la medicina será uno de los campos más beneficiados. Esta es una de las cuestiones que se plantean este martes el Foro “Medicina exponencial, cómo la tecnología está transformado la medicina”. El encuentro, organizado por la Fundación Pfizer y la Fundación Ramón Areces, también aborda los usos sanitarios de la robótica y los drones.
Algunos de los posibles usos futuros de la nanotecnología en medicina, como la fabricación de nanorrobots y de órganos “son todavía ciencia ficción”, pero otros, como la aplicación de nanopartículas para imagen médica se están aplicando ya, según ha explicado, durante la presentación del encuentro, Ramón Martínez Máñez, científico del Ciber-BBN (Centro de Investigación Biomédica en Red en el área de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina).
José Luis González Quirós, José Luis Pons, José Luis Puerta López-Cozar, Ramón Martínez Máñez, Carlos Bernabéu.
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“Ya hay nanomedicamentos en el mercado”, ha señalado Martínez Máñez, que ha precisado que los que están comercializados “son todavía relativamente simples en relación con los que se están investigando”. Entre las empresas punteras en investigación con nanofármacos ha destacado a Pfizer, con varios desarrollos en fase clínica I, II y III, como por ejemplo crizotinib. Entre los ya disponibles, ha mencionado doxorrubicina, una molécula para el tratamiento dirigido de determinados tumores que se produce encapsulado en liposomas.
“El futuro inmediato debe dirigirse hacia la traslación y la transferencia de los resultados que se están obteniendo en las investigaciones al sistema de salud y al mercado, para lo cual debe mejorar el acercamiento al entorno empresarial y al mundo clínico”, ha explicado el científico, que ha destacado beneficios como la “liberación controlada” de los fármacos, algo que abre un futuro especialmente esperanzador para los tratamientos oncológicos. “Los medicamentos nanoconjugados con polímeros, de tamaños de 10 a 200 nanómetros, van a donde tienen que ir”, ha detallado.
Robótica en sanidad
La apertura del foro ha contado no sólo con la intervención de científicos especializados en las áreas referidos, sino también de José Luis González Quirós, profesor de filosofía de la Universidad Rey Juan Carlos, quien ha aportado su visión sobre los desafíos éticos que plantea la relación entre la medicina y el avance tecnológico. Para González Quirós, “no tenemos que tener miedo de la tecnología, sino de nosotros mismos”, ya que lo determinante es “el uso que se haga de los avances”.
De hecho, aplicación médica de robótica, drones y nanotecnología es bastante distinta de la que inicialmente fue prevista para estos desarrollos científicos. Según ha explicado José Luis Puerta López-Cózar, patrono de la fundación Pfizer, estos avances, al igual que Internet, “nacen del programa Darpa del Pentágono”, por lo que inicialmente tenían un uso militar. “Los exoesqueletos, por ejemplo, nacieron como estructuras para hacer más eficaz la infantería, y ahora tienen un uso terapéutico”, ha añadido.
Las neurociencias y la robótica avanzan por caminos convergentes y el uso de dispositivos como exoesqueletos en medicina se generalizará en pocos años para el tratamiento del daño neurológico. José Luis Pons Rovira, director del Grupo de Neurorrehabilitación del Instituto Cajal, “los grupos de investigación españoles son pioneros en el desarrollo y la validación de la robótica de rehabilitación y los exoesqueletos, pese a la falta de programas estratégicos de apoyo”.
Según ha destacado Pons, centros como el Hospital de Parapléjicos de Toledo ya utilizan robots para el tratamiento de los lesionados medulares, pero el desafío tecnológico se sitúa ahora en la creación de aparatos que se puedan usar fuera del contexto hospitalario, y que sirvan de asistente a la hora de caminar y no sólo como método de rehabilitación; algo para lo cual da un plazo de cinco años. “Ya se están utilizando exoesqueletos ensayos clínicos y hay dispositivos comerciales”, ha explicado este científico, que ha detallado que en España hay tres empresas desarrollando estos aparatos.
Finalmente, Carlos Bernabéu, CEO de Arborea Intellbird, ha destacado que aparatos no tripulados pueden jugar un papel a medio plazo en la atención de emergencias y, más a corto plazo, en combatir enfermedades tropicales; ya que, según ha explicado, pueden ayudar a eliminar o frenar la aparición de insectos portadores de enfermedades infecciosas como, por ejemplo, el zika o el dengue.
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