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La flora intestinal tiene la clave del origen de la obesidad

Investigadores españoles detectan en el succinato un biomarcador de las alteraciones metabólicas

Sonia Fernández-Veledo y Joan Vendrell.

07 mar 2018. 11.00H
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POR REDACCIÓN
El succinato, un metabolito producido por algunas bacterias de la flora intestinal y cuyos niveles circulantes se encuentran incrementados en pacientes obesos, podría explicar el origen de las alteraciones metabólicas propias de la obesidad al facilitar la inflamación crónica.

Así lo revela un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas (Ciberdem) y del Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili, en colaboración con los Ciber de Obesidad y Nutrición, Fragilidad y Envejecimiento Saludable, y Epidemiología y Salud Pública, que abre la puerta a nuevas dianas terapéuticas relacionadas con la microbiota intestinal.

Son pocos los trabajos que vinculan una microbiota específica con cambios cuantificables a nivel metabólico

El trabajo ha sido publicado en la revista ISME Journal y ha sido liderado por Joan Vendrell y Sonia Fernández-Veledo, que señala que el succinato es “un buen biomarcador metabólico de control glucémico y lipídico en la obesidad”.

Los pacientes con diabetes y obesidad presentan cambios específicos en la flora intestinal que pueden mediar en sus alteraciones metabólicas. Hasta ahora se sabe que las bacterias de la microbiota intestinal son capaces de producir una serie de metabolitos que pueden llegar a atravesar la barrera intestinal, alcanzando el torrente circulatorio y afectando el perfil metabólico de los pacientes.

Sin embargo, son pocos los trabajos que claramente vinculan una microbiota específica con cambios de metabolitos cuantificables a nivel circulatorio en estos pacientes. Poder identificar algunos de estos metabolitos es de gran relevancia para comprender mejor la fisiopatología de estas enfermedades.

En este trabajo se demuestra que la composición de la comunidad microbiana, más especialmente la relación entre las bacterias que producen succinato frente a las que lo consumen, está directamente relacionado con los niveles circulantes del mismo.

Facilitar la inflamación crónica

Se propone que la disbiosis (alteraciones de la composición de la flora bacteriana) asociada a un aumento de la permeabilidad intestinal que suelen tener las personas con obesidad y diabetes, determinan los niveles elevados de succinato que se observa en estos pacientes. En este contexto, el succinato circulante en sangre actuaría facilitando la inflamación crónica, base de las alteraciones metabólicas que acontecen en la obesidad.

Los directores del estudio precisan que, “a pesar de que es necesario realizar estudios adicionales, los resultados derivados de este trabajo han permitido la identificación de cepas bacterianas específicas susceptibles de ser la base de formulaciones probióticas para el tratamiento de enfermedades altamente prevalentes en nuestra sociedad como son la obesidad y sus comorbilidades”.

Este trabajo es la base de una patente recientemente solicitada, dirigida al uso de intervenciones nutricionales y farmacológicas específicas para modificar la relación de bacterias productoras frente a consumidoras de succinato con el objetivo de mejorar el perfil metabólico de los individuos obesos.

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