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La dieta rica en prebióticos calma la enfermedad inflamatoria intestinal

El estilo de vida es un factor relevante en el desarrollo de la enfermedad, pero no el único


11 jun 2019. 13.30H
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Seguir una dieta mediterránea, rica en prebióticos, con alimentos como la alcachofa, achicoria, cebolla, ajo, espárragos, cereales integrales y semillas, entre otras medidas, ayuda a los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal a mejorar la diversidad de su microbiota intestinal y poder mantenerse estables en la patología, sin brotes, señala la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) con motivo de la Semana de las Enfermedades Digestivas, que se celebra en Santander.

Se sabe que existen alrededor de 10 millones de genes microbianos distintos y desempeñan un papel muy importante en la vida de las personas y en el funcionamiento del organismo, ya que realizan funciones fisiológicas imprescindibles con un impacto directo en la salud de las personas.


Una microbiota intestinal única


Aunque se comparten muchas características, cada ser humano tiene su propia microbiota intestinal sin la cual no podría vivir, dado que fabrica vitaminas (como la B12 o el folato), produce moléculas importantes para el organismo como los fitoestrógenos o los ácidos grasos de cadena corta, defiende contra microorganismos nocivos e influye sobre las calorías ingeridas y ayuda a producir serotonina, entre otras funciones.

Borruel: "En el proceso de industrialización de nuestra sociedad hemos perdido algunos microorganismos que tenían efectos beneficiosos en la salud"

Según Natalia Borruel Sainz, especialista de la SEPD, “en los casos de enfermedad inflamatoria intestinal se produce un trastorno en la microbiota que genera un ecosistema con falta de bacterias beneficiosas (por su efecto regulador o antiinflamatorio) que probablemente tiene relación con el estilo de vida occidental actual”.

“Los estudios apuntan que en el proceso de industrialización y desarrollo de nuestra sociedad hemos perdido algunos microorganismos que convivían con el ser humano desde tiempos ancestrales y que tenían efectos beneficiosos en la salud”, continúa.

El estilo de vida es, por tanto, “un factor relevante, aunque no único, en el desarrollo de dicha enfermedad y en el de otras patologías también con alteraciones en la inmunidad”.


Prebióticos y enfermedad inflamatoria intestinal


La manipulación de la microbiota intestinal es una estrategia que puede ser útil como complemento del tratamiento habitual de la enfermedad inflamatoria intestinal, según la sociedad que reúne a los gastroenterólogos del país.

Borruel considera que, “a día de hoy, los resultados científicos apuntan que modificarla de una manera más global con una alimentación con fibra y prebióticos es la estrategia que puede tener mejores resultados como ayuda en el tratamiento”, previendo la exacerbación de la enfermedad.

Su prevalencia es mayor en el norte de Europa, si bien en los últimos años ha aumentado en España hasta ponerse casi al nivel de dichos países. La incidencia de la enfermedad de Crohn en nuestro entorno es de 4 a 6 casos por cada 100.000 habitantes al año, mientras que la de colitis ulcerosa es de 5 a 8 casos. La prevalencia de Crohn es de entre 50 y 136 personas afectadas por cada 100.000, mientras que la de la colitis ulcerosa es de entre 100 y 200 personas.


Diferencias entre Crohn y colitis ulcerosa


La mayor diferencias entre la enfermedad de Cohn y la colitis ulcerosa es que Crohn puede afectar a cualquier parte del tubo digestivo (desde la boca hasta el ano), mientras que la colitis ulcerosa solo afecta al intestino grueso o colon.

Además, en la enfermedad de Cohn la distribución es parcheada, mientras que en la colitis ulcerosa es difusa y continua. Esta distribución distinta de la patología conlleva muchas variantes en la forma de presentación de la enfermedad, la evolución y el tratamiento.


Diagnóstico de la colitis ulcerosa


Vera: "El diagnóstico en colitis ulcerosa es complicado porque no existe síntoma o prueba cuyo resultado sea exclusivo de esa enfermedad"

“El diagnóstico en colitis ulcerosa es complicado porque no existe ningún síntoma o prueba cuyo resultado sea exclusivo de esa enfermedad, y se basa en la combinación de los síntomas, los hallazgos de la colonoscopia y los resultados de las biopsias”, apunta Isabel Vera Mendoza, secretaria de la SEPD.

“Los síntomas más frecuentes son la presencia de diarrea sanguinolenta, muchas veces con mucosidad y el dolor abdominal. A veces se asocian otros síntomas como la fiebre, pero en cualquier caso no son síntomas exclusivos de la colitis ulcerosa”.

En el caso de la Enfermedad de Crohn los síntomas dependerán de la parte del tubo digestivo afectada. Los síntomas digestivos más frecuentes son dolor abdominal, diarrea, cansancio y pérdida de peso.

Dichos síntomas suelen aparecer en forma de brotes o periodos de actividad de la enfermedad. Estos brotes se alternan con periodos libres de síntomas. El tratamiento de mantenimiento ayuda a evitar la aparición de los brotes.

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