Pódcast | Margarita Salas, el legado eterno del arte en la ciencia (II)

En la segunda parte de este especial, nos adentramos en el día a día de la bioquímica de la mano de sus seres queridos

Margarita Salas.

09 sep 2023. 18.50H
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Reservada y estricta, pero al mismo tiempo generosa y cercana. Así describen a Margarita Salas quienes tuvieron la oportunidad de conocerla dentro y fuera del laboratorio como madre, mentora, compañera o amiga, unos roles que en muchos casos se entrelazaban. Con una agenda llena de viajes, conferencias y reuniones, la asturiana no solo cosechó una carrera científica e institucional ejemplar, también exprimía al máximo el poco tiempo del que disponía con sus familiares y amigos. El segundo capítulo de este especial enmarcado en el pódcast 'El Dial de la Sanidad' aborda el lado más personal de la bioquímica, e intenta reflejar el hueco que dejó su ausencia en la investigación dentro y fuera de nuestras fronteras.



En sus ratos libres, Margarita era una gran aficionada del arte en cualquiera de sus formas. La pintura, la escultura, el cine o la música eran algunas de las aficiones que la asturiana compartía con su círculo más cercano y que le servían de inspiración en todos los aspectos de su vida. No obstante, el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM), perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) acaparaba la mayor parte de su tiempo, incluidos muchos fines de semana y periodos vacacionales.

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Con un horario tan exigente, la científica se mostró reacia en un primer momento a asumir puestos de carácter institucional que hicieran aún más abultada su lista de tareas. No obstante, acabó formando parte de la Real Academia Española (RAE), presidiendo el propio CBM o ingresando en la Academia Americana de las Ciencias, entre muchos otros cargos. Su fama trascendió más allá del ámbito científico y se convirtió en un referente para las generaciones de mujeres venideras.

El legado de Margarita Salas


Pese a no poder cumplir su deseo de "morir con la bata puesta", Margarita Salas pudo dejar en buenas manos todos aquellos estudios que ella misma no pudo terminar. Y es que sus propios discípulos, conocidos como 'margaritos', no dudaron un segundo en coger el relevo de su mentora y seguir buscando nuevos usos para la polimerasa phi 29, que no para de arrojar sorpresas. De forma paralela, la Fundación Margarita Salas va 'cogiendo forma' tras varios años de trámites burocráticos. Su propia hija, ahora presidenta de dicho organismo, asegura que su madre se sentiría "abrumada" ante este proyecto y que jamás lo habría imaginado.
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