El
pódcast de Medicina de Familia de
Redacción Médica da sus primeros pasos y lo hace con un primer episodio centrado en los
médicos que ejercen en el ámbito rural y los obstáculos y satisfacciones que encuentran en su día a día. Aunque el colectivo supone la mitad del total de profesionales dedicados a la
Atención Primaria, se trata de un "cuerpo a extinguir" dada la falta de relevo generacional, con solo dos de cada diez plazas cubiertas, y las numerosas jubilaciones venideras.
A ello se suman hándicaps como la falta de conciliación y de incentivos, el aislamiento, la soledad, la falta de recursos o la continuidad asistencial que multiplica las jornadas. La falta de predisposición a ejercer en este área, según los profesionales, nace en las universidades, donde
escasean los docentes ligados a la Medicina rural que puedan enfocar a los estudiantes hacia esta vertiente. También hay carencias en cuanto a t
utores MIR, unidades docentes y centros de salud acreditados, puesto que solo dos de cada diez centros pertenecientes a zonas no urbanas cuentan con esta certificación.
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Así, menos del 1,5 por ciento de los nuevos residentes elige centros de salud u hospitales alejados de las urbes. Su misión es relevar a una plantilla notablemente envejecida, puesto que un tercio de los facultativos que ejercen en núcleos no urbanos se jubilará dentro de cinco años. "Los facultativos rurales son un cuerpo a extinguir", advertía José Manuel Cucalón, vocal de Atención Primaria Rural del Colegio de Médicos de Zaragoza.
24 horas de guardias médicas
A los tiempos de desplazamiento, hasta 200 kilómetros diarios para el 13 por ciento, y las horas invertidas en Formación Médica Continuada se suma una ya de por sí dilatada jornada laboral, con guardias y dificultad para ser sustituidos. "Los médicos rurales somos los únicos que hacemos 24 horas de guardia", reivindicaba Cucalón, al hablar de las 34-35 horas que realizan él y sus compañeros de forma ininterrumpida, la mitad sin oportunidad de librar.
Más de la mitad de los médicos rurales no se sienten representados por el Cgcom, un dato que para Tomás Cobo, presidente de dicha entidad, supone "un reto y un deber para la organización que no debe pasar desapercibido". "Ni los salarios son adecuados, ni hay continuidad ni formación. Hay una altísima responsabilidad", puntualizaba el presidente.