Han pasado ya tres años, pandemia mediante, desde que el Hospital Gregorio Marañón se desmarcaba a nivel nacional inaugurando el
Instituto de Psiquiatría y Salud Mental. El objetivo de esta institución es una asistencia íntegra, pública y universal que comprenda todos los perfiles posibles así como cualquier franja de edad. Para ello, la jefatura de este servicio se divide en el área adulta, a cargo de
Francisco Ferre, y en el ala infantil y juvenil, que encabeza
Celso Arango. Junto a ellos hemos hecho un recorrido por los proyectos pasados, presentes y futuros de esta institución en un nuevo capítulo del
pódcast Jefatura de Servicio.
Desde entonces, el centro ha marcado la diferencia con proyectos tan ambiciosos como la asistencia especializada para pacientes con discapacidad auditiva o la investigación detallada del trastorno del espectro autista. Además, el departamento está trabajando en proyectos colaborativos con colegios públicos que ofrecerá una atención íntegra, cercana y gratuita al alcance de cualquier centro dentro y fuera de nuestras fronteras. En la hoja de ruta también figura la apertura de una nueva unidad dedicada a las
adicciones comportamentales.
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Para hacer realidad todos estos proyectos, Arango y Ferre dirigen un equipo compuesto por 300 profesionales. Un liderazgo tan complejo solo es posible, en su opinión, con una comunicación directa y eficaz. A la hora de componer su plantilla apuestan por el talento multidisciplinar, que se refleja en el compromiso con el paciente y el interés por el campo investigador, dado que es uno de los aspectos que alzan al servicio como pionero internacional.
Atención psiquiátrica a distancia
La llegada del coronavirus ha puesto de manifiesto la importancia de la salud mental en la cobertura sanitaria pública. Algo de lo que el Hospital Gregorio Marañón ya era consciente al crear este instituto. Arango y Ferre aseguran que, además de una mayor notoriedad, la pandemia ha traído otros beneficios a la asistencia psiquiátrica.
Uno de ellos ha sido la
telemedicina, una herramienta que, según los facultativos, forma parte del presente y del futuro de su especialidad. Ambos coinciden en que debe realizarse bajo un soporte audiovisual y que, aunque en muchos casos suponga ventajas, nunca debe enfocarse como la única vía de tratamiento. Los pacientes valoran notoriamente este servicio, dado que no requiere desplazamientos por su parte y facilita la explicación de los tratamientos mediante recursos visuales.
Como retos de cara al futuro, ambos psiquiatras coinciden en la necesidad de un mayor presupuesto destinado a la
salud mental dentro de la sanidad pública, así como por la autogestión de los recursos dentro de organismos como el instituto.
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