La confluencia de factores sociales, económicos y jurídicos nos hace ver más cerca el impulso en España de los métodos adecuados de solución de
conflictos en materia sanitaria (en adelante MASC).
Un sistema sanitario de calidad debe contar con herramientas jurídicas consolidadas para proteger y atender a sus pacientes y a sus profesionales, y en mayor medida, tras la
pandemia Covid-19.
No podemos olvidar el
sufrimiento de nuestros profesionales sanitarios durante este tiempo, que han luchado contra un acontecimiento imprevisible e incierto, por ello, desde las instituciones se deben de aprovisionar de herramientas adecuadas en la gestión de sus conflictos.
El
anteproyecto de la ley de eficiencia procesal abre la puerta a que los sistemas sanitarios públicos y privados se aprovisionen de
sistemas de resolución de conflictos adecuados, transparentes e imparciales que velen por la salvaguardia de sus pacientes y profesionales.
La importancia de ajustar el método de resolución de conflictos más adecuado a cada institución sanitaria requiere:
- En primer lugar, de la
participación activa de nuestros profesionales en una
estrategia de prevención eficaz de conflictos, en la que son clave los programas formativos en la gestión y resolución de los mismos
- En segundo lugar, el desarrollo de
sistemas de alerta temprana de detección de los conflictos entre los que se incluye mecanismos de recogida y análisis de datos que permita anticiparse a los conflictos potenciales
- Por último, desarrollo de
procedimientos eficientes en la gestión de la conflictividad por una entidad independiente que vele por los intereses generales de los colectivos afectados.
A continuación, la ley nos marca la pauta de los diferentes sistemas de resolución de conflictos y, en el
sector salud, la figura del
experto independiente figura ya utilizada en nuestro derecho comparado, es uno de los mecanismos que mejor encaje podrán tener en nuestro sistema sanitario público y privado.
Este procedimiento, denominado en el sistema anglosajón como
Early Neutral Evaluation (en adelante, ENE), es otro de los mecanismos ADR cuya resolución no resulta jurídicamente vinculante para las partes intervinientes en el mismo.
La figura del experto independiente marca como objetivo que se trate de un
profesional en el sector salud, independiente, imparcial y neutral que analice la situación en conflicto apartada de intereses económicos o de oportunidad. La esencia de la neutralidad es la clave del éxito. Se es neutral cuando se percibe por las partes en conflicto, aporta equilibrio e intentan resolver las diferencias de los litigantes.
La evaluación neutral se fundamenta en la intervención de un tercero, experto e independiente, cuya labor consistirá en la emisión de un informe respecto a las posiciones y explicaciones de las partes en conflicto,
concluirá con una serie de recomendaciones y, en el caso de que las partes implicadas estén de acuerdo, puedan fundar su propio acuerdo y solventar sus discrepancias.
Mediante la actuación del experto independiente se trata de
proporcionar los fundamentos para una comunicación activa sobre la base del estudio y recomendaciones del evaluador.
El experto independiente -en salud- aporta una
opinión científica encargada por las dos partes, que, al no ser vinculante, tiene como ventaja que si alguna de las partes no está de acuerdo con el dictamen emitido podrá acudir a la vía judicial para plantear nuevamente el conflicto.
Este tipo de MASC, a diferencia de la mediación o la negociación, ofrece a las partes un enfoque sin prejuicios de los aspectos positivos del conflicto sanitario ante el que se encuentran. Las ENE fueron definidas con el fin de que las partes implicadas en un conflicto contaran con la
opinión neutral de un tercer interviniente que fuera respetado por ambos litigantes, como sería un
abogado experto en derecho sanitario, y en nuestro caso también con un
perito experto en salud.
Por ello, la incorporación de MASC en las organizaciones sanitarias a través de la figura del experto independiente podrá dar un
giro a la gestión de sus conflictos, ya que evitarán un incremento de la litigiosidad y aportarán herramientas indispensables para humanizar nuestra sanidad. De esta manera, están surgiendo nuevas técnicas y métodos a medida para que el proceso de resolución de controversias se adapte al campo de la atención sanitaria y vayan de la mano en la mejora de nuestra sanidad.
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