La Unión Europea parece haber aprendido de errores de un pasado aún muy reciente y ha anunciado un importante paquete de inversión, superior a los 22.000 millones de euros, para promover la investigación en innovación en distintos sectores, entre ellos, el sanitario.
Bruselas busca reforzar la economía, crear empleos de calidad y mejorar la calidad de vida de los europeos teniendo claro, según aseguran sus responsables, que la salida de la actual crisis está muy vinculada a la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+I).
¿Lo tenemos así de claro en nuestro país? Lamentablemente no. Si bien a partir de los años 80 hubo en España una notable mejora en su capacidad investigadora, alcanzando niveles de excelencia científica modestos pero ya significativos, a lo largo de los últimos años, con numerosos recortes en presupuestos y ayudas, se ha situado a la investigación al borde del abismo.
Nuestros responsables políticos, como en otras tantas cosas, han hecho oídos sordos a todo tipo de advertencias al respecto y han optado por aplicar también el tijeretazo a proyectos y estudios que supondrían mejorar nuestra competitividad y abandonar el lamentable puesto en el que nos encontramos en materia de innovación dentro de la UE, el 18.
Puede resultar chocante para muchas personas que un profesional de la Enfermería hable y defienda la investigación e innovación, al no saber que las enfermeras y enfermeros cuidamos y atendemos al enfermo, sí, pero también estudiamos e investigamos para propiciar mejoras en la atención sanitaria que recibimos todos.
En la actualidad, muchos profesionales de enfermería desarrollan todo tipo de proyectos de investigación, dentro o fuera de equipos multidisciplinares, y también están viendo como los apoyos públicos van mermando de manera muy preocupante.
La Enfermería está convencida de que pueda aportar mucho en este ámbito, dada su cada vez mayor formación, cualificación y experiencia, pero no podrá hacerlo si el camino que en este ámbito ha empezado a recorrer, ya de por sí no exento de dificultades, se obstaculiza aún más al no contar con los recursos necesarios.
Debemos abandonar las estrategias políticas cortoplacistas de reducir gastos a costa de lo que sea, y sumarnos, de una vez por todas, a las nuevas corrientes europeas que apuestan por la investigación, el desarrollo y la innovación como fuente indispensable de crecimiento, riqueza y empleo para nuestro país.
La comisaría de Investigación, Innovación y Ciencia europea lo afirmaba con rotundidad, “nadie puede dormirse en los laurales y todos debemos aportar nuevas ideas para salir de la crisis”.
Si España no apuesta por el I+D+I, y no cuida y facilita la labor de sus profesionales e investigadores, la Marca España que estamos intentando vender de puertas afuera como un país moderno, vanguardista y competitivo será sólo marketing y propaganda, y no realidad.