Opinión

El paraíso de los tontos


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27 enero 2015. 18.45H
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Por su interés, reproducimos parte del artículo homónimo publicado en el número 36 de la revista trimestral Sedisa Siglo XXI

Mientras algunas movilizaciones sanitarias han estado centradas en el no a la privatización, ha pasado a un segundo plano la sensibilización acerca de la necesidad de garantizar la sostenibilidad y aplicar las reformas estructurales en el SNS, curiosamente los temas en los que mayor consenso hay en su necesidad de aplicación y los que son la esencia del problema que aqueja a nuestro SNS. Por este motivo da la impresión de que, una vez paralizado y finalizado el proceso de la privatización en Madrid, se ha generado una situación de calma en la sanidad pública como si realmente se hubieran resuelto los problemas de base del SNS, como daban a entender algunos titulares de prensa bajo el titular El triunfo de la marea blanca.

Esta situación me recuerda bastante a aquel espacio de tiempo asintomático, descrito por Georges Paul Dieulafoy a finales del siglo XIX, en la evolución de algunos pacientes con apendicitis aguda.

Eran unas horas en las que el dolor desaparecía poniendo en duda tal diagnóstico. A este fenómeno lo llamó “el paraíso de los tontos" o “el momento de calma traidora” y la evolución de estos pacientes, tras ese periodo de calma, era la aparición de un cuadro agudo de peritonitis con necrosis y perforación apendicular con tasas de mortalidad muy elevadas. Creo que, si en este momento no se aplican y mantienen las medidas para garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario público, podríamos estar reviviendo en aquel “paraíso” en el que la mayoría de la sociedad pudiera estar tranquila porque una resolución judicial ha hecho desaparecer ese doloroso proceso de la CPP, como puede deducirse del titular triunfal, obra de un responsable de un sindicato mayoritario, diciendo: “La unidad en la lucha salva a la sanidad pública”.

Aplicar, o, en su caso, mantener el tratamiento etiológico

En mi opinión, nada debería de alejar a los responsables del SNS de la necesidad de acometer o mantener los cambios estructurales que introduzcan las reformas necesarias para dar respuesta a los retos asistenciales, organizativos y de sostenibilidad que tiene planteados el sistema sanitario público para intentar mantenerlo en un nivel de funcionamiento óptimo para la sociedad. Esta transformación estructural debe basarse en la corresponsabilidad y el consenso de todos los actores del sistema, desde los políticos hasta los participantes y simpatizantes con todas las mareas blancas.

Parafraseando la célebre frase del discurso de investidura de John F. Kennedy: “No es el momento de que te preguntes lo que el SNS puede hacer por ti, sino el de preguntar qué puedes hacer tú por tu SNS”. Ningún estamento puede quedar al margen de este gran reto y todos tienen que aportar e implicarse en la introducción de las necesarias reformas. Están en juego la solvencia del SNS, entendida como su capacidad para afrontar con éxito los retos que tiene planteados, y la calidad del servicio a los actuales y futuros pacientes. Espero que el SNS de traspase con éxito este momento, porque una nueva crisis de sostenibilidad del SNS sería crítica para el servicio público más valorado por la población.

A quienes deban priorizar los recursos públicos quiero recordarles en este momento que deberían de tener en cuenta que el sector sanitario público no es únicamente una fuente de gasto público que haya de resolverse a base de recortes, sino que es un sector de inversión en salud, en mayor productividad, en futuro y en riqueza.

Nuestro sistema público de salud es uno de los sectores, sin duda, que más contribuyen a la marca España porque es séptimo en el ranking mundial de la OMS, el primero en trasplantes, el tercero mejor según Newsweek en 2010, o el quinto mejor del mundo y primero en Europa en eficiencia según Bloomberg 2013. ¿Qué otro sector en España podría presentar estos resultados? Y, además, es uno de los sectores que más puede ayudar a cambiar nuestro modelo productivo y un complemento perfecto para el sector turístico el gran motor de la economía.

Esperemos que la necesaria salida de esta crisis no le empeore el pronóstico al SNS aunque la segunda ola de recortes implícita o explícita que se avecina, el déficit del sistema de Seguridad Social en los últimos años y los incrementos de las listas de espera son síntomas que avisan de que puede estar acercándose una nueva crisis que nos saque de golpe del “paraíso” en el que parece que estamos instalados.

La bajada de la satisfacción de los ciudadanos en el SNS en los dos últimos años y opiniones de observadores y conocedores del sistema como Enrique Costas en su artículo Sanidad pública: existe la realidad son un llamamiento a buscar soluciones para frenar su deterioro aunque sea a través de “una sanidad manchada, viable, de calidad, a precio cero para los desfavorecidos y en la que pueda sentirse a gusto la clase media”. O sea, cualquier cosa menos dejarnos llevar en este espacio de “calma traidora” y no hacer nada. Debemos entre todos evitar que la sanidad pública se convierta en sujeto de aquel conocido refrán español: “Entre todos la mataron y ella sola se murió”.

Por Fidel Campoy, experto en Gestión de Servicios de Salud y Aseguramiento Sanitario

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