El Economista publica hoy otra evidencia más de que no es oro todo lo que reluce en el universo de Grifols. Dice así en un titular a columna, en portada:
Grifols investiga prácticas corruptas en su equipo de ventas. Las actuaciones aparentemente ilegales se habrían producido en diversos países de Europa, Latinoamérica y Oriente Medio.
En la información, firmada por
Alberto Vigario, se detalla que la investigación emprendida por la farmacéutica la está llevando a cabo un asesor jurídico externo: “Los hechos investigados se refieren a su filial
Talecris, la compañía de Estados Unidos adquirida por Grifols en junio de 2011. Esta compañía ya estaba siendo investigada antes de esta operación por un posible incumplimiento de la Ley sobre Prácticas Corruptas en el Extranjero”.
De hecho, la compañía catalana de hemoderivados inició la investigación antes de la compra de su rival, por la que
desembolsó algo más de 2.800 millones de euros. La propia Grifols ha reconocido tener esta investigación aún en marcha en su último documento enviado a la SEC, el regulador bursátil de Estados Unidos.
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