John A. Rogers, investigador de la Universidad de Northwestern (EEUU) explica en
una entrevista al diario ABC la aplicación de la bioingeniería sobre la
salud en forma de unos
parches que permiten obtener datos
biomédicos. Además, en el futuro, los pequeños implantes podrían servir para el suministro de medicamentos, según Rogers.
Él mismo lleva en su piel un parche que mide en tiempo real su
ritmo cardiaco y sus movimientos. Según el profesor, algunos principios de materiales son compatibles con bioplataformas que integran circuitos electrónicos y que pueden conectarse "en algunos órganos, como el corazón, el cerebro y la piel".
En concreto, los parches tienen dos funciones: investigación y actividad diagnóstica. En esta línea, John. A. Rogers, señala en la entrevista que aunque
se está centrando la investigación en la función diagnóstica, "es cierto que tienen una aplicación en cuanto al tratamiento". Por eso, a largo plazo los investigadores esperan "poder trabajar en combinación con la investigación para incorporar fármacos para que sean liberados en el momento y sitio adecuados".
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