Una vez más, los trabajadores sanitarios han sido envueltos en un conflicto bélico dejando de lado las consideraciones humanitarias y buscando la extensión del horror de la guerra.
El Mundo ha informado de que, en Siria,
cinco profesionales de un centro de asistencia médica en el sur de la provincia de Alepo, al norte del país, murieron por un bombardeo de aviones no identificados.
La información procede del
Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que señala que los aviones eran militares pero no ha determinado el origen de estos. Además, hay heridos en estado grave, por lo que
el número de víctimas mortales puede aumentar en las próximas horas.
Hace tan solo dos días que la sanidad había recibido un nuevo ataque en el contexto de la guerra civil siria. De nuevo en la provincia de Alepo, un convoy humanitario de la ONU y la
Media Luna Roja también fue recibido con un bombardeo, en el que 20 civiles y un empleado de la organización no gubernamental fallecieron.
La noticia del diario español incluye un mensaje de otra organización internacional,
Human Rights Watch, exigiendo que estos ataques sean investigados como crímenes de guerra. Mientras facciones y países contendientes no paran de acusarse los unos a los otros, los sanitarios se han convertido en un objetivo, frágil y desamparado, de la guerra.
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