No por conocida, la situación económica de las oficinas de farmacia sigue siendo menos angustiosa y descorazonadora. Las dificultades para cobrar en tiempo y, en algunas ocasiones, los impagos por parte de servicios de salud autonómicos igualmente asfixiados están llevando a las boticas a su peor situación histórica en años, sin una perspectiva clara de qué les deparará el futuro.
La Vanguardia lleva hoy este tema a su portada y no anda con rodeos: ¿Hay futuro para las farmacias?, titula en una suerte de pregunta respondida a sí misma y con la peor de las impresiones. En el antetítulo, el problema económico que afrontan los farmacéuticos, resumido en una frase: “Hace cinco meses que no cobro nada por mi trabajo”: tres testimonios de una crisis. Y en la entradilla, tres datos más, igual de acongojantes y referidos en concreto a los boticarios catalanes: no han cobrado en marzo, es la tercera mensualidad impagada por la Generalitat desde 2011 y, claro está, el sector amaga con la huelga, igual que hicieron los profesionales de la Comunidad Valenciana.
En la información, la más importante de la sección Tendencias del rotativo barcelonés, se habla claramente de que no hay solución a la vista “porque no hay un duro”, en palabras del conseller Boi Ruiz, que es comprensivo con la situación y entiende la postura de los farmacéuticos. Pero esto no vale, según Jordi de Dalmases, presidente del Consejo de Colegios de Farmacéuticos de Cataluña: “No hay una sola idea para que podamos cobrar lo que nos deben”. Es decir, no es que no haya dinero para pagar ahora, sino que no hay un plan, línea, estrategia o similar para afrontar una situación que no se va a arreglar de inmediato en los próximos meses. Y esa es quizá la mayor preocupación del colectivo.