No son pocas las acciones que, como médicos, podemos realizar para ayudar a los demás (fuera de nuestro ambiente laboral, claro).
Hoy en día hay gran variedad de ONGs a las que podemos acudir para aportar nuestro granito de arena.
Tu hospital puede darte información sobre diferentes proyectos a los que está vinculado y, a parte, dependiendo de las necesidades de tu servicio, puede brindarte los días necesarios para poder colaborar e incluso conseguir financiación.
Pero...si todo es tan fácil...
¿Por qué no hay más residentes de cooperación por el mundo?
Según datos de la oficina
Europea de Estadística (Eurostat) de noviembre de 2017 en Europa el 19,3 por ciento de la población con más de 16 años era voluntaria. La cifra que aportaba para España era de un 10,7 por ciento.
Una de las razones que dificultad que el MIR se acerque a la cooperación es el tiempo.
Durante la residencia tienes que concentrarte en estudiar, hacer cursos para perfeccionar algún ámbito de tu especialidad, ir a congresos, quedarte las tardes en el hospital, estar de guardia... ¡Y empezar una nueva vida! En muchas ocasiones en una ciudad nueva con nuevos compañeros y una casa diferente.
Otra de las razones es el desconocimiento. Como ya he comentado antes; muchos residentes no saben que su hospital participa en campañas de cooperación, que puede informarte de ellas para que te involucres e incluso ayudarte económicamente.
Si presentas un buen proyecto puedes conseguir una beca para llevarlo a cabo. Hay que ser proactivo, como en todas las facetas de la residencia.
"Cuando decides realizar un voluntariado, emprendes un camino desconocido y emocionante, en el que debes mantener la mente abierta"
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Y otra de las razones, si no la principal, es la subestimación. Día a día te ves patoso en el trabajo por lo que piensas que necesitas más formación para poder aportar algo. Si no soy capaz, muchas veces, de ser (o sentirme) útil en mi propio hospital... ¿Cómo lo voy a ser en un país necesitado en peores condiciones? Pues ahí es donde te equivocas... Por poco que creas que sabes... ¡Sabes mucho! Y lo más importante, tienes ganas,
tienes ilusión y realmente tienes formación suficiente.
Porque como dijo la
Madre Teresa de Calcuta: "A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota".
Cuando decides realizar un voluntariado, emprendes un camino desconocido y emocionante, en el que debes mantener la mente abierta y que, sea en el ámbito que sea,
te hará crecer como persona y como profesional de la Medicina.
Normalmente (a no ser que seas de la
rama quirúrgica, e incluso si es así) los proyectos internacionales se basan en la
prevención y la
promoción de la salud por lo que pueden necesitarte para desempeñar un trabajo que no es el que tú habías pensado en un principio pero eso es lo emocionante del voluntariado.
Y no nos engañemos,
habrá momentos duros, y seguramente (y hablo desde mi propia experiencia) te irás de allí con la sensación de que no has cambiado nada, de que tu paso por allí no ha influido en la gente como tú creías.
Por eso, al volver, cuenta tu experiencia, anima a tus compañeros, hazles ver que es posible y que son capaces. Y sobre todo,
usa esa experiencia en el día a día, en tu trabajo y en tu vida. Eso es lo difícil. Así que, si de verdad quieres..
Durante la residencia ¡Puedes!
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