No soy muy amigo de las necrológicas. Cualquiera de los muchos elogios que suelen verterse en ellas deberían haber sido pronunciados en vida si es que eran merecidos o verse definitivamente silenciados si es que no lo eran. Sin embargo, creo que con
José Manuel García Buitrón, Pepe Buitrón para sus amigos entre los que afortunadamente pude contarme, y de cuyo fallecimiento se ha ocupado recientemente RM, entre otros medios, resulta necesario hacer algunos añadidos a lo publicado, que si bien es totalmente cierto, creo que obvia algunos aspectos muy significativos de su trayectoria vital.
Efectivamente, en las necrológicas que se han publicado se le encuadra en sus etapas gestora y política, señalando su paso como gerente del entonces
hospital Juan Canalejo de A Coruña (hoy CHUAC) y su posterior periodo como
senador por el grupo de Unidas Podemos y en todo caso señalando su contribución como urólogo al primer trasplante renal realizado en Galicia hace ya muchas décadas. Pero antes de esas experiencias hay más, mucho más.
Pepe nació en el Bierzo, esa comarca a caballo entre Galicia y León, y se sintió siempre profundamente ligado a Galicia, de manera que cuando acabó su
residencia de urología en la entonces “Clínica Puerta de Hierro” a mediados de los setenta, fue con un grupo de médicos de este y otros centros a poner en marcha el que iba a ser el gran hospital de la seguridad social en Galicia: el Juan Canalejo. Uno de los logros más visibles fue sin duda el primer trasplante renal realizado allí en 1981 cuando eran todavía relativamente escasos los hospitales que los practicaban en España, pero su entusiasmo quirúrgico le llevó a colaborar con los equipos de muy distintas especialidades (cirugía general, cardiovascular…) siempre buscando el mejor desarrollo de su hospital.
No solamente
participó a lo largo de su vida en más de 1.000 trasplantes renales, sino que él iba a extraer riñones por toda Galicia (cosa que muy pocos hacían), muchas veces al volante de su todoterreno y pronto comenzó a extraer hígados que se enviaban a otros hospitales ya que allí no se trasplantaban aún. De hecho, contribuyó decisivamente al montaje del trasplante hepático y también del cardiaco y pulmonar en el Canalejo. Por si fuera poco, también pasó a ser el coordinador hospitalario (cuando este puesto ni existía), encargándose de montar una potente infraestructura de coordinación que pervivió y se desarrolló con el tiempo. Para todos era el “coordinador de Galicia”, aunque eso tampoco existía aún.
Los inicios de la ONT
Nos conocíamos a través de amigos comunes, pero nuestra verdadera relación comenzó con los
primeros pasos para formar la ONT en 1989. Nunca olvidaré la primera reunión en el ministerio con los que entonces representaban más o menos el incipiente mundo de la coordinación. Tras exponer el proyecto que pensaba desarrollar y discutirlo con los presentes, su apoyo decidido, junto con el de unos cuantos coordinadores de Asturias, País Vasco y algunas otras comunidades, personas con un evidente ascendente sobre los demás, fue decisivo para que aquello saliera adelante. De hecho, cuando llegó el subsecretario, de quien dependíamos para todo, a quien miró para preguntar con un gesto cómo había ido y si éramos fiables fue a Pepe (por afinidades políticas y de amistad). Su gesto de aprobación fue decisivo para la ONT.
A partir de entonces y pasara lo que pasara, siempre tuvimos ahí un aliado, alguien en quien podías confiar y que siempre iba a remar a favor del proyecto. Como recuerdo personal también imborrable,
sus gestos y palabras de cariño durante mi desagradable etapa de confrontación con la Sra. Villalobos. Son cosas que no se olvidan.
"Toda su vida fue un verso libre, que siempre hizo lo que le pareció oportuno, algo que sinceramente admiré y traté de imitar dentro de lo posible. Defensor a ultranza de la sanidad pública, llevó a gala esta defensa siempre con su ejemplo y con hechos concretos, no con disquisiciones. Ideológicamente de izquierdas, pero nunca sectario, con él se podía hablar de cualquier cosa sin barreras previas y llegar a acuerdos llenos de pragmatismo"
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A lo largo de más de tres décadas compartimos muchas cosas dentro del proyecto de la ONT. Una de las más satisfactorias, la
vocación de cooperación con Latinoamérica. Acogió en su hospital muchos coordinadores latinoamericanos, organizó y participó en numerosos cursos de formación y cuando ya estaba jubilado en su hospital se fue a enseñar cirugía y a hacer trasplantes renales primero a Cuba y luego a Trinidad Tobago. Cualquier cosa menos quedarse quieto.
Toda su vida fue un verso libre, que siempre hizo lo que le pareció oportuno, algo que sinceramente admiré y traté de imitar dentro de lo posible. Defensor a ultranza de la sanidad pública, llevó a gala esta defensa siempre con su ejemplo y con hechos concretos, no con disquisiciones. Ideológicamente de izquierdas, pero nunca sectario, con él se podía hablar de cualquier cosa sin barreras previas y llegar a acuerdos llenos de pragmatismo. Su propio sentido de la independencia le hizo cambiar de partido cuando algo no le gustaba (dijo que se iría del PSOE si ganaba
Pedro Sánchez y lo cumplió) y sinceramente después de conocerle, lo que nunca llegué a entender es que se afiliara a ningún partido con todo lo que ello significa y por mucho que le cuadrara la ideología.
En definitiva, he querido escribir estas líneas en un medio profesional como RM porque,
aunque es verdad que ha muerto un hombre que fue gerente y senador, para mi es más importante que hemos perdido a un gran médico, a una persona legal, a un gran defensor de la sanidad pública, a uno de los grandes pilares en los que se basó la ONT y en mi caso y en el de mucha gente, a un gran amigo, y sobre todo a un hombre bueno.
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