El decano del Colegio Oficial de Biólogos de Extremadura, Antonio Palomeque Peinado, me remitió un enlace del programa televisivo OFIORAMA, emitido por TVE2, el 27 de febrero de 2016. Aquí me centraré solo en la semiótica del segundo de los reportajes, el relativo a los oncólogos celulares (¡¡sic!!), destacando lo siguiente:
1 – Tres hombres explican el contenido del reportaje, aunque se ven imágenes de
mujeres trabajando en el laboratorio, sin mayor protagonismo.
2 - De los tres hombres, de dos de ellos se especifica que son médicos, mientras que al tercero se le trata de “investigador”, a quien conozco personalmente. El resultado comunicacional es que al telespectador le queda claro que hay médicos trabajando en la materia, pero
el telespectador no llega a saber que el investigador es un biólogo, profesional distinto al médico.
3 – Mientras los dos médicos se explican, las personas que están trabajando en el laboratorio
(los currantes) aparecen de espaldas; no podemos saber quiénes son ni qué profesiones tienen. Yo me pregunté por su situación laboral: ¿tendrán un contrato laboral, serán becarios o serán “falsos autónomos”? ¿Qué grado de precariedad laboral pende sobre ellos? ¿Llegan a ser mileuristas? ¿Y sus derechos sociales? Llegado a este punto, renuncié a preguntarme por su carrera profesional.
4 – La Nanotecnología, la Citología, la Genética y la Farmacología se vinculan directa y estrechamente a la Medicina, y de manera subliminal a los médicos,
obviando explicitar que hay otros profesionales distintos de los médicos que también son tributarios de estas ramas del saber.
5 – Al principio y al final del reportaje se desliza la futura
especialidad de “Medicina celular”; la apropiación semántica que lleva a cabo uno de los médicos intervinientes le lleva a decir que
“el médico-biólogo operará células”. Los biólogos, ¿deberemos pedir permiso para emplear la denominación de nuestra profesión? Exactamente, ¿qué significa “operar células”?
Contrasta la visión pro-médica de la Citología española (empleo este término, ya que la especialidad propuesta es “Medicina celular”) que ofrece el programa de TVE2 antes citado con el listado de premios Nobel de Fisiología y Medicina (conocidos popularmente como de “Medicina”, cuando en realidad Alfred Nobel especificó que se galardonaran estudios de “Fisiología o Medicina”, exactamente por este orden. Otra muestra de cleptomanía. ¡Y van …!) de los últimos 10 años. Pues bien, desde 2006 a 2015, 26 personas han sido galardonadas por este premio; de sus biografías se desprende que solamente tres son médicos (2008, 2013 y 2015). Conviene que esta importante contribución de profesionales no-médicos a la Sanidad se vea reflejada en la futura organización de las profesiones sanitarias en España, sin menoscabo de la indiscutida preeminencia de la profesión médica.
La voracidad de la profesión médica con arramblar con todo lo que tiene alguna relación con lo humano me temo que la conducirá a inventarse otras especialidades médicas. Aunque ya sé que no les faltan ideas, les sugiero que vayan pensando en la “medicina molecular”, la ”medicina atómica”, llegando al clímax con la “medicina del bosón de Higgs”. ¡¡Vivir para ver!!
La confrontación del contenido de aquel programa de televisión y el breve relato sobre el desarrollo de la Citología constituye otro ejemplo de que
la Biología cada vez ocupa un lugar más central en la Sanidad, como en otros ámbitos profesionales, mientras los biólogos cada vez ocupamos un lugar más marginal: nuestras oportunidades no se convierten en fortalezas.
También es cierto que
quien siempre gana es un tramposo.
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