Resulta curioso el afán que actualmente tienen muchos políticos en
legalizar el cannabis para
uso terapéutico. La
repercusión mediática de esta idea ha sido llamativa. Probablemente por su conexión con un mundo
progre que conecta con lo vintage, romántico, bien intencionado y ligado a aquello de haz el amor y no la guerra.
El mundo hippy de la marihuana.
No he visto ninguna opinión que enfoque este asunto con una
delimitación precisa, sin la cual es imposible afrontar el tema con un mínimo de
raciocinio. Se trata de reconocer dos ámbitos nítidamente diferentes: la legalización para el
uso recreativo frente a la legalización para
uso terapéutico.
La legalización para uso recreativo, término más ajustado que lúdico, es un asunto estrictamente político. Si los señores diputados lo estiman oportuno podríamos tener otra
droga legalizada. Ya tenemos el
tabaco que mata a 50.000 españoles cada año. Así aumentaríamos nuestra
hipocresía social al hablar de salud pública mientras patrocinamos el consumo de un nuevo
tóxico. Alrededor del
cannabis se ha desarrollado una imagen de
droga blanda, casi inocua. No nos engañemos;
crea dependencia, produce desmotivación, empeora el aprendizaje y puede inducir cuadros psicóticos.
La legalización para uso
terapéutico no es un
asunto parlamentario. Es un asunto
científico y técnico y su autorización depende de las autoridades reguladoras de los
fármacos, en concreto de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (
AEMPS). Muchos medicamentos tienen su origen en las plantas, aunque, una vez aislados, se comercializan como principios activos de síntesis. El principio activo del cannabis es el
tetra-hidro-cannabinol conocido como
THC.
Ya existe para uso terapéutico,
aprobado por la AEMPS, sin necesidad de debate ni de aprobación parlamentaria: se llama Savitex® y está
autorizado para el tratamiento de la esclerosis múltiple. Cualquier otra indicación deberá contar con los rigurosos estudios que se exigen a cada medicamento; analizando su eficacia, su seguridad y su dosis y demostrando que, como mínimo, se trata de un fármaco tan útil como otros de referencia autorizados para la misma indicación.
Reconocer
propiedades terapéuticas a sustancias crudas con manipulación no controlada y participada por
grupos mafiosos es un
disparate conceptual y un riesgo para la salud pública.
En medicina existe sobrada experiencia en la utilización de principios activos procedentes de plantas con gran capacidad de adicción. Sirva de ejemplo el
opio, la droga por excelencia. Sus derivados, los
opiáceos, con su principio activo más emblemático, la morfina, se emplean a diario con fines terapéuticos, con
dosis ajustadas y vías de administración determinadas. A esto se le puede llamar, con rigor, uso terapéutico del opio.
¿Estamos hablando de lo mismo cuando se apela al uso terapéutico del cannabis? Parece que no. Aunque existe mucha ambigüedad al respecto, da la impresión que algunos lo que están patrocinando el uso terapéutico del
porro.
Al
cannabis se le atribuyen propiedades analgésicas para el
dolor crónico. Probablemente las tenga pero ¿presenta ventaja sobre los opiáceos? No he encontrado referencias creíbles. Y cuando en el mundo científico se dice “creíble” no valen los
testimonios personales que los hay para todos los gustos.
También se le atribuye utilidad para controlar las
náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia. Probablemente lo sea, pero ¿presenta ventajas sobre un fármaco conocido y regulado, el Zofran® (ondansertron)? Tampoco he encontrado referencias creíbles.
No acaban aquí los
interrogantes acerca del uso terapéutico del cannabis. ¿Se va a indicar sólo a los que ya son consumidores de esta droga o a cualquiera que tenga
dolor crónico o no tolere la
quimioterapia?
Uno de los argumentos de los defensores del
uso terapéutico del cannabis es su preocupación por si les sancionan por llevar una dosis superior a la permitida para
consumo personal. Resolver este problema es fácil. Las autoridades podrían elevar ese tope para los que tengan un
diagnóstico determinado. ¿Se puede llamar a eso
uso terapéutico del cannabis? No, eso se llama
automedicación y ya sabemos los problemas que acarrea.
La terapéutica de las diferentes enfermedades la indican los
médicos y si alguien piensa que un médico puede prescribir porros está muy equivocado. Desde Hipócrates existe un principio básico en la deontología médica:
primum non noscere. Antes que nada, no hacer daño; y sabemos que inhalar humo es muy dañino para los bronquios y los pulmones y que induce enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la temible
EPOC, y cáncer de pulmón.
Bienvenido el cannabis terapéutico, como el Savitex®, en forma de THC, bien regulado y con posibilidad de dosificación exacta por vías de administración seguras. No a la
automedicación con
cannabis fumado y dispensado por un
traficante en una esquina.
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