Opinión

¿Cannabis terapéutico?


Pedro Cabrera, presidente del Colegio de Médicos de Las Palmas
Firmas

03 junio 2017. 17.10H
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Resulta curioso el afán que actualmente tienen muchos políticos en legalizar el cannabis para uso terapéutico. La repercusión mediática de esta idea ha sido llamativa. Probablemente por su conexión con un mundo progre que conecta con lo vintage, romántico, bien intencionado y ligado a aquello de haz el amor y no la guerra. El mundo hippy de la marihuana.

No he visto ninguna opinión que enfoque este asunto con una delimitación precisa, sin la cual es imposible afrontar el tema con un mínimo de raciocinio. Se trata de reconocer dos ámbitos nítidamente diferentes: la legalización para el uso recreativo frente a la legalización para uso terapéutico.

La legalización para uso recreativo, término más ajustado que lúdico, es un asunto estrictamente político. Si los señores diputados lo estiman oportuno podríamos tener otra droga legalizada. Ya tenemos el tabaco que mata a 50.000 españoles cada año. Así aumentaríamos nuestra hipocresía social al hablar de salud pública mientras patrocinamos el consumo de un nuevo tóxico. Alrededor del cannabis se ha desarrollado una imagen de droga blanda, casi inocua. No nos engañemos; crea dependencia, produce desmotivación, empeora el aprendizaje y puede inducir cuadros psicóticos.

La legalización para uso terapéutico no es un asunto parlamentario. Es un asunto científico y técnico y su autorización depende de las autoridades reguladoras de los fármacos, en concreto de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS). Muchos medicamentos tienen su origen en las plantas, aunque, una vez aislados, se comercializan como principios activos de síntesis. El principio activo del cannabis es el tetra-hidro-cannabinol conocido como THC.

Ya existe para uso terapéutico, aprobado por la AEMPS, sin necesidad de debate ni de aprobación parlamentaria: se llama Savitex® y está autorizado para el tratamiento de la esclerosis múltiple. Cualquier otra indicación deberá contar con los rigurosos estudios que se exigen a cada medicamento; analizando su eficacia, su seguridad y su dosis y demostrando que, como mínimo, se trata de un fármaco tan útil como otros de referencia autorizados para la misma indicación.

Reconocer propiedades terapéuticas a sustancias crudas con manipulación no controlada y participada por grupos mafiosos es un disparate conceptual y un riesgo para la salud pública.

En medicina existe sobrada experiencia en la utilización de principios activos procedentes de plantas con gran capacidad de adicción. Sirva de ejemplo el opio, la droga por excelencia. Sus derivados, los opiáceos, con su principio activo más emblemático, la morfina, se emplean a diario con fines terapéuticos, con dosis ajustadas y vías de administración determinadas. A esto se le puede llamar, con rigor, uso terapéutico del opio.

¿Estamos hablando de lo mismo cuando se apela al uso terapéutico del cannabis? Parece que no. Aunque existe mucha ambigüedad al respecto, da la impresión que algunos lo que están patrocinando el uso terapéutico del porro.

Al cannabis se le atribuyen propiedades analgésicas para el dolor crónico. Probablemente las tenga pero ¿presenta ventaja sobre los opiáceos? No he encontrado referencias creíbles. Y cuando en el mundo científico se dice “creíble” no valen los testimonios personales que los hay para  todos los gustos.

También se le atribuye utilidad para controlar las náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia. Probablemente lo sea, pero ¿presenta ventajas sobre un fármaco conocido y regulado, el Zofran® (ondansertron)? Tampoco he encontrado referencias creíbles.

No acaban aquí los interrogantes acerca del uso terapéutico del cannabis. ¿Se va a indicar sólo a los que ya son consumidores de esta droga o a cualquiera que tenga dolor crónico o no tolere la quimioterapia?

Uno de los argumentos de los defensores del uso terapéutico del cannabis es su preocupación por si les sancionan por llevar una dosis superior a la permitida para consumo personal. Resolver este problema es fácil. Las autoridades podrían elevar ese tope para los que tengan un diagnóstico determinado. ¿Se puede llamar a eso uso terapéutico del cannabis? No, eso se llama automedicación y ya sabemos los problemas que acarrea.

La terapéutica de las diferentes enfermedades la indican los médicos y si alguien piensa que un médico puede prescribir porros está muy equivocado. Desde Hipócrates existe un principio básico en la deontología médica: primum non noscere. Antes que nada, no hacer daño; y sabemos que inhalar humo es muy dañino para los bronquios y los pulmones y que induce enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la temible EPOC, y cáncer de pulmón.

Bienvenido el cannabis terapéutico, como el Savitex®, en forma de THC, bien regulado y con posibilidad de dosificación exacta por vías de administración seguras. No a la automedicación con cannabis fumado y dispensado por un traficante en una esquina.
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