¿Contamos las mujeres con el amparo necesario para denunciar
conductas que atentan con nuestra dignidad en los centros de trabajo?
Hoy,
Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, nos preguntamos si realmente las empresas promueven condiciones de trabajo que eviten el acoso sexual y por razón de sexo.
Y también nos preguntamos, si en el caso de que se produzcan, ¿protegen a las víctimas?
La Ley 3/2007, para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombre, define el
acoso sexual como “cualquier comportamiento verbal o físico, de naturaleza sexual que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona, en particular cuando se crea un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo”.
El acoso sexual es, por encima de todo, una manifestación de las relaciones de poder, una forma de discriminación basada en el género como jerarquía, que guarda relación con los roles atribuidos tradicionalmente en función del sexo de las personas, encontrándose vinculado al poder y a la violencia.
El acoso sexual y por razón de sexo se inscribe en tres grandes ejes: la
violencia contra las mujeres, un
entorno laboral sexista y un
marco de abuso de poder. Aunque la mayoría de los casos de acoso no implican violencia física, sí ocasionan daño psicológico a la víctima. L
a situación de tensión emocional y ansiedad prolongada en el tiempo, salpicadas con amenazas sobre el trabajo, hacen que la víctima vaya sucumbiendo psicológicamente.
Con esta premisa, nos podemos encontrar con varios escenarios que vivimos las mujeres en el entorno laboral. De los que vengo a hablar hoy y no menos importante son los casos de mujeres que no se atreven a denunciar lo ocurrido o, que habiendo puesto el suceso en conocimiento de la empresa, ésta le ha restado importancia y las ha animado a olvidar lo ocurrido.
Aquí no podemos hacer otra cosa que preguntarnos si es que, a estas alturas, las empresas no tienen los conocimientos suficientes para saber abordar estos casos y detectarlos, si no dan credibilidad a lo que están escuchando o si prefieren adoptar la posición cómoda de mirar para otro lado para no levantar una polémica incómoda, y en la mayoría de los casos, comprometedora. Este último supuesto, a pesar de convertir a las empresas en cómplices de lo ocurrido, suele ser el más habitual, muy a nuestro pesar.
Estas situaciones se acentúan más aún
en el ámbito sanitario y sociosanitario, en el que no sólo estamos expuestas a nivel empresarial, sino también a nivel de usuario. Por eso, debemos tomar las medidas necesarias para que los centros de trabajo sean espacios seguros porque el acoso sexual y por razón de sexo también es violencia machista.
No podemos olvidar que evitar estas situaciones es labor de toda la sociedad, en general, y de las personas conocedoras de estos hechos, en particular.
El
papel de los y las testigos es vital en los procesos de acoso. Esas personas que miran hacia otro lado cuando ven una conducta denigrante, como si no fuera asunto suyo, lo único que hacen es apoyar el entorno de la persona acosadora. Esto se refleja en víctimas que se sienten solas y sin ningún tipo de apoyo ni de herramienta que refuerce sus declaraciones.
Reconocer los hechos sólo ante los ojos de la víctima, pero a la hora de la verdad enmudecer o cambiar la versión hace que cualquier tipo de conducta de este tipo se perpetúe en el tiempo. Por eso, hay que ser consciente de que adoptar esta posición nos hace también responsables del acoso.
La prevención y concienciación, así como la formación en igualdad, son los pilares fundamentales para proteger a las trabajadoras.
Aún queda mucho camino por recorrer, pero no podemos permitirnos como sociedad que ni una sola mujer se plantee no denunciar su caso por miedo a las posibles represalias porque, entonces, habremos fracasado.
Desde la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO de Andalucía instamos a todas las empresas a negociar protocolos de prevención y de tratamiento del acoso sexual y por razón de sexo y que tengan tolerancia cero frente a estas situaciones.
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