Opinión

La hora del cambio para los fisioterapeutas


Manuel Cascos, presidente del Sindicato de Enfermería, Satse.
Sanidad, presente y futuro

27 agosto 2018. 11.00H
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Escasez de plantillas, malas condiciones laborales, falta de reconocimiento social… problemas que conocemos bien las enfermeras y enfermeros y que afectan también a otros compañeros y compañeras, los fisioterapeutas, que, además, tienen que enfrentarse a otras dificultades que lastran su desarrollo profesional en nuestro país.

Su realidad, lamentablemente, dista mucho de ser la adecuada en función de su importante labor a la hora de mejorar la salud y calidad de vida de los españoles. Y no me refiero solo, ni mucho menos, a su actividad en el ámbito asistencial, sino en todo lo relativo a información, formación, prevención y fomento del autocuidado.

Son pocos, se ven obligados en la mayoría de los casos a trabajar en el sector privado por la falta de salidas laborales en la sanidad pública y, además, tienen que luchar contra un descarado “intrusismo” profesional que aún campa a sus anchas sin que desde las administraciones competentes se haga prácticamente nada al respecto.

Forman parte de un sistema sanitario en el que solo se priorizan sus competencias relativas al tratamiento de lesiones físicas o a la terapia de problemas respiratorios, cardiovasculares y neurológicos y no todas aquellas relacionadas con la prevención, asesoramiento o la educación.

Se requiere, por ello, un cambio del actual modelo de atención, a nivel organizativo y asistencial, que permita aprovechar todo el potencial de un colectivo que, además, puede y debe desempeñar un papel decisivo en la atención de las personas dependientes o con problemas de salud crónicos, cuyo número es cada vez mayor en nuestro país. 

Fruto de esta falta de reconocimiento de la la valía y necesidad de los profesionales de Fisioterapia son las raquíticas ofertas públicas de empleo que, a modo de “cuentagotas”, van convocando los diferentes servicios autonómicos de salud para intentar paliar sus deficientes plantillas.

Ante esta realidad, el sector sanitario privado se convierte en su única salida laboral posible. Una alternativa llena, en muchos ocasiones, de pésimas condiciones (horarios, salarios, recursos…) que les perjudican como profesionales y también a todas las personas a las que prestan atención sanitaria.

En fechas recientes, la organización a la que represento alcanzó un acuerdo de colaboración con el Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España desde el firme convencimiento de que son aún muchas las cosas que hay que cambiar y siempre será más fácil hacerlo desde la suma conjunta de esfuerzos. 

Nuestro país necesita más fisioterapeutas trabajando en óptimas condiciones y, además, siendo reconocidos por lo que hacen y cómo lo hacen. La imagen del fisioterapeuta tratando al jugador de futbol de moda es solo una realidad de las miles que pueden reflejar la labor de unos profesionales a descubrir y reconocer por todos. Con ello, ganan los fisioterapeutas, pero, sin lugar a dudas, ganamos todos.
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