La
aparición del nuevo coronavirus y su progresiva expansión a nivel mundial desde su aparición a finales del pasado año en
Wuhan (China) ha vuelto a poner el foco en la respuesta que desde los distintos sistemas
sanitarios se puede y se debe ofrecer, así como en el papel que pueden y deben jugar los
profesionales sanitarios.
Me referiré en este artículo a este segundo aspecto y, especialmente, a la
labor de las enfermeras y enfermeros para ofrecer la mejor atención y cuidados posibles en una situación como la actual donde la creciente sensación social de incertidumbre y preocupación constituye un factor determinante a la hora de la toma de decisiones a todos los niveles.
En ésta como en otras
crisis sanitarias, pasadas y también futuras,
el papel de las enfermeras y enfermeros resulta crucial e insustituible. Son, en muchos casos, el primer eslabón con la ciudadanía en los
centros sanitarios y también son los profesionales sanitarios que permanecen en mayor medida en contacto con los pacientes (24 horas al día, de lunes a domingo).
"Lo primero, siempre, es la salud y seguridad de los pacientes y ciudadanos, junto con la de los profesionales sanitarios"
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Su compromiso, entrega, espíritu de sacrificio, capacitación y responsabilidad están fuera de toda duda y en esta crisis, como en otras anteriores, lo están demostrando de manera sobrada. De manera prudente y responsable, están haciendo todo lo que está en su mano para
garantizar la atención y cuidados necesarios en una coyuntura especialmente sensible y difícil.
Escuchaba hace unos días al director del
Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad,
Fernando Simón, que en problemas epidémicos la labor de las enfermeras y enfermeros es la “más importante” y no puedo estar más de acuerdo.
Por ello, es absolutamente imprescindible que puedan realizar su trabajo con las máximas garantías de seguridad, de ahí la insistencia reiterada por parte de nuestra
organización sindical desde el inicio de la crisis de que se desarrollen y pongan en práctica de manera homogénea en todo el Estado las medidas contempladas en los protocolos correspondientes.
Otro aspecto fundamental es disponer siempre del
personal sanitario suficiente para hacer frente a esta crisis.
Las administraciones no pueden escatimar ningún recurso, ya sea material o humano, para dar una respuesta eficaz, de ahí que contar con un número suficiente y adecuado de enfermeras y enfermeros es primordial.
Lo primero, siempre, es la salud y seguridad de los pacientes y ciudadanos, junto con la de los profesionales sanitarios.
De igual manera, en la actual coyuntura de especial sensibilidad social, incluso, de
lógica alarma y preocupación, cobra una importancia decisiva que haya en todo momento transparencia, información y coordinación. A la ciudadanía en su conjunto pero, especialmente, a los
profesionales sanitarios que ponen en riesgo cada día su
salud y seguridad personal.
Todos los días escucho los testimonios de muchas compañeras y compañeros que vuelven a demostrar a quien quiere ver y oír que su
esfuerzo y dedicación es palpable y notorio. Algo siempre meritorio pero que cobra especial relevancia en momentos como los actuales.
Tenemos un sistema sanitario fuerte pero
no olvidemos nunca que esa fortaleza proviene, en gran medida, de sus profesionales. En sus manos está la salud de todos. Por ello, a todas las enfermeras y enfermeros que cuidan de todos y todas con entrega y especial responsabilidad,
gracias una vez más.
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