Los
GRD, o Grupos Relacionados por el Diagnóstico, son una
herramienta de gestión normalizadora, un sistema de clasificación de pacientes por ajuste de riesgos con base en el consumo de recursos. Sin embargo, este artículo va otros GRDs diferentes, los vinculados
a la gratitud y el reconocimiento de los directivos hacia los profesionales, asistenciales o de gestión sanitaria, que no siempre están normalizados, pero que producen grandes beneficios con escaso coste.
Cuando se cumplen cinco años del
primer fallecido por Covid19 en Asturias, escucho
la canción “Gracias” del grupo español
Viva Suecia, que cantan junto a Rozalén. Se trata de un canto a la resiliencia y la gratitud en un mundo lleno de adversidades, conceptos que han estado muy presentes en los directivos que hemos estado gestionando esa etapa tan compleja y difícil de la sanidad pública, en la que
hubo que resistir para salvar vidas y donde fue tan importante sentir que contábamos con los apoyos necesarios en los momentos más difíciles.
Pasados cinco años del inicio de la pandemia, también ha tocado despedir a muchos y muchas profesionales que, con heroicidad, hicieron frente a tanta incertidumbre y sufrimiento.
Un gran número de directivos y profesionales que han pasado de una actividad frenética 24/7 a una jubilación más o menos esperada. Los profesionales que se están jubilando ahora son los de la generación del baby-boom (nacidos a partir de 1958), y que coparon el SNS en los años 80. En el informe sobre recursos humanos de la sanidad pública, elaborado por Javier Hernández Pascual, del Instituto de Estudios Fiscales,
se destaca que el sistema público se enfrentará hasta 2026 a la salida de entre 16.000 y 18.000 médicos al año, y entre 21.000 y 28.000 enfermeras.
Con la pandemia, el desgaste profesional ha llevado a una salida mayor del sistema, sobre todo de los hospitales, donde hemos visto a enfermeras irse a Atención Primaria y a otros muchos profesionales solicitar la jubilación anticipada o no acogerse a prórrogas.
Por eso ahora, en Gestión Sanitaria toca prestar toda la atención posible a esta música, porque en las despedidas, decir adiós no basta, mejor decir “Gracias”, porque el reconocimiento profesional aporta valor a un sistema sanitario que está más necesitado que nunca de ese valor.
La canción “Gracias” de Viva Suecia relata una lucha constante por mantenerse a flote y la necesidad de competir, algo similar a la experiencia que vivimos frente al Covid 19. Algunos sufrimos la desventaja, afrontando la crisis con viejas estructuras y con pocos recursos humanos (como dice la canción: “Me han parido pobre”). Tuvimos que adaptarnos y reinventarnos para encajar cada momento pandémico (“La fiesta he tenido que fingir”), pero sobrevivimos a pesar de las dificultades (“Ha llovido tanto”), y aun así, aprendimos mucho (“Me han hecho oro” como dice la canción), y aprendimos a vivir bajo las expectativas y la mirada crítica de algunos (“Uno es uno mismo hasta que especulan con su pan”).
Por eso es tan importante el reconocimiento a los profesionales y directivos que se van del hospital o centro de salud, porque además de darle la mano y decirles adiós,
se pueden aportar grandes beneficios, tanto para los que se van, como para los que quedan. Algunos de esos beneficios podrían ser los siguientes:
En primer lugar, la valoración del trabajo realizado, porque reconocer la labor del profesional al que decimos adiós, valida su esfuerzo y su dedicación a lo largo del tiempo, especialmente en momentos muy difíciles y llenos de incertidumbre. Además, contribuye a mejorar el clima laboral, porque el reconocimiento adecuado es un ejemplo ante los que se quedan,
que puede contribuir a un ambiente de trabajo positivo y a fortalecer las relaciones en el equipo humano.
El reconocimiento a un profesional que se despide contribuye a la retención de talento en la organización, poniendo de manifiesto la importancia que se le otorga a los trabajadores. Además,
potencia la cultura organizacional, destacando el valor del trabajo en equipo y los logros individuales, e impulsa la motivación de otros a esforzarse y a comprometerse con el equipo y con la organización.
Finalmente, una buena despedida genera conexiones a largo plazo, manteniendo un portavoz aliado después de la marcha, alguien que habla bien de su hospital cuando ya no está en él,
mejorando la imagen de la organización al mostrar la importancia que tiene valorar el talento humano.
En definitiva,
el reconocimiento al profesional que se va de una organización puede tener efectos positivos tanto en el que se va, como en los que se quedan y en la propia organización, contribuyendo a un entorno laboral más saludable, productivo y afectivo, porque quedas vinculado a donde siempre has tenido una mano que no te ha dejado caer, al igual que la canción de Viva Suecia, que termina con el agradecimiento a ese alguien que siempre estuvo ahí, apoyando y proporcionando confianza y estabilidad (“Me quedo con la mano que sé que no me dejará caer”). Gracias!
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