El concepto de “Hiperinflamación” no es nuevo. Desde hace décadas, Inmunólogos, Internistas, Reumatólogos y Hematólogos, han utilizado este concepto en distintos escenarios patológicos.
Es indudable que la nueva pandemia por el
Coronavirus-SARS-CoV-2 (COVID_19), ha traído a la palestra médica especializada y también a la opinión pública profana, conceptos que parecían limitados a expertos clínicos y superespecialistas. La “T
ormenta de Citoquinas” ha pasado a ser utilizado, a veces casi de manera poco precisa, incluso en prensa generalista dada la importancia que los temas médicos tienen en nuestra sociedad globalizada.
Lo que es relevante, a día de hoy, es que en tiempos de medicina personalizada y medicina de precisión, los avances moleculares y la identificación de vías patogénicas concretas han abierto
nuevas sendas terapéuticas y han posibilitado la identificación de dianas terapéuticas que están cambiando el enfoque terapéutico y el pronóstico de situaciones clínicas hasta ahora de pronóstico infausto.
El ejemplo paradigmático de la hiperinflamación es la
Linfohistiocitosis hemofagocítica (HLH). Detrás de este concepto se esconden un abanico de escenarios patológicos, más frecuentes de lo que cabría imaginar, y que van desde formas hereditarias monogénicas tanto del niño (más frecuentes) como del adulto (raras), hasta formas secundarias a procesos infecciosos, neoplásicos, autoinmunes, autoinflamatorios e inmunodeficiencias; situaciones especiales como transplantes de órganos y tratamientos diversos que van desde los antiepilépticos (lamotrigina) a quimioterapia del cáncer,
inmunoterapia y otras situaciones ya más excepcionales, no están exentos de esta complicación. La necesidad de su conocimiento y reconocimiento precoz, mejora su manejo y resultado terapéutico.
Su omisión, es indefectiblemente fatal.
"El ejemplo paradigmático de la hiperinflamación es la Linfohistiocitosis hemofagocítica (HLH)"
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La identificación molecular de citoquinas claves en la hiperinflamación como la interleucina-1, el interferón-gamma, el TNF y
en algunos casos la interleucina-6 han abierto vías terapéuticas precisas.
Es llamativo que, hasta fechas recientes, los pacientes afectos de linfohistiocitosis hemofagocítica eran tratados con protocolos de poliquimioterapia altamente tóxica y de resultados limitados. La mortalidad asociada a esos protocolos, aún vigentes en la mayoría de los centros de referencia, es muy elevada.
La sinergia entre grupos punteros de investigación y la industria farmacéutica, por medio de ensayos clínicos multicéntricos, ha abierto
una ventana de oportunidad para estos pacientes con el desarrollo de terapias biológicas y anticuerpos monoclonales dirigidos a citoquinas específicas.
Es indudable que la formación tanto pregraduada como post-graduada y especializada, deben incorporar estos
nuevos conceptos de abordaje de situaciones complejas con el objeto de mejorar e individualizar el tratamiento de nuestros pacientes.
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