Opinión

Tropezar una y otra vez en la misma piedra


Julián Ezquerra Gadea, secretario general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts)
La atalaya sanitaria

04 abril 2015. 12.46H
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La sabiduría popular y el refranero son más inteligentes que la mayoría de nosotros. Solo con recordar eso de que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”, podemos definir lo que está ocurriendo en la disputa médico-enfermería en relación a la prescripción/indicación por enfermería.

Una vez más, nos empeñamos en certificar con nuestros actos lo que el refranero define tan bien. Y lo peor es que no tropezamos dos veces, lo hacemos de forma reiterada hasta la saciedad. Cada vez encontramos más motivos de “pelea ficticia”, de “pelea interesada” y en definitiva, damos más argumentos a quienes se dedican a buscar heridas en las que meter el dedo. Y unas veces es la administración la que lo hace, logrando que el ya consabido “divide y vencerás” sea cierto, y otras veces somos nosotros mismos, o nuestras instituciones las que se encargan de ello.

Hace ya más de 34 años que ejerzo la medicina, y esto me da cierta legitimidad para decir lo que a continuación expresaré. Soy médico, y por ello valoro pacientes, exploro, pido pruebas complementarias, hago diagnósticos diferenciales,  y tras el diagnóstico, prescribo. Efectivamente, prescribo tras un diagnóstico, como no puede ser de otra forma.

Bien, pues una vez más, la polémica entre médicos y enfermería está servida. Esta vez es en relación a la prescripción/indicación por parte de esta última. Y la Administración entra en la batalla, nos pone delante un capote, y todos entramos al trapo. Los médicos divididos entre los que admiten la prescripción enfermera y los que no lo hacen, la enfermería entre si prescriben o indican, las Instituciones profesionales que nos representan entran en guerras intestinas con descalificaciones, argumentos legales, etc. Es decir, una vez más, la Administración ha logrado que las diferencias entre nosotros sean aún mayores. Me pregunto si en la situación actual de recortes, precariedad, penuria, constante ninguneo a los profesionales, es el momento de entrar en estas batallas que no conducen nada más que a la división y a olvidar lo realmente importante, nuestra defensa ante la Administración y nuestra obligación con los pacientes.

Tengo algunas dudas en relación a la prescripción/indicación por parte de enfermería, pero también muchas certezas. No veo a enfermería prescribiendo quimioterapia, anticuerpos monoclonales, antipsicóticos, o muchos otros tratamientos, pero hay tratamientos y tratamientos, hay prescripciones y prescripciones. ¿Alguien duda de que enfermería sea quién trate las úlceras por decúbito, las heridas, vea pacientes incontinentes, etc.? Yo desde luego no. Y no creo que el médico sea quién indique pañales de incontinencia, o sondas, o apósitos, parches hidrocoloides o de plata, gasas, etc. Este caso es sencillo.

Pero, ¿y qué pasa con los fármacos? Es en estos casos donde está el problema para algunos. Y a mí me parece que en este caso, como decía la canción, pues depende, y ¿de qué depende? La utilización de fármacos no sujetos a receta médica, que se adquieren en farmacia por parte de los propios pacientes o bajo la indicación de un farmacéutico, no creo que sean problema. En el día a día de la asistencia, tanto en Primaria como en Hospitales, el personal de enfermería indica a los pacientes determinados fármacos.  A las dos de la mañana la enfermera no llama al médico de guardia para preguntar si administra un paracetamol o un metamizol a un enfermo, al que el facultativo indicó ya analgesia. O tras la administración de una vacuna a un niño, enfermería recomienda si hay dolor o molestias un analgésico antiinflamatorio. Y esto es el día a día, la realidad. Entonces ¿cuál es el problema? ¿Delimitar que se puede o que no se puede prescribir, en qué documento oficial, o bajo qué responsabilidad? Pues legislemos y demos cobertura legal a lo que ya es una realidad. Eso sí, llamemos a cada cosa por su nombre. Receta médica, receta enfermera, diagnóstico médico, diagnóstico enfermero, responsabilidad médica, responsabilidad enfermera, firma médica, firma enfermera, etc. Esto es lo que debemos exigir a los responsables de la Administración y a las Instituciones.

Y no entremos en rizar el rizo. El diccionario de la Real Academia Española, define receta como “prescripción facultativa”. Y entonces vamos a ver como se define facultativo y vemos lo siguiente:

“Perteneciente o relativo al médico. Recomendación facultativa”.

“Dicho de una persona: Experta, entendida”.

“Persona titulada en medicina y que ejerce como tal”.

A la vista de esto, ¿qué hacemos? ¿Cambiar el diccionario? En fin, que es mejor hacer las cosas con cordura, sensatez, respeto a los demás, acuerdo, y no entremos en más guerras entre profesionales diferentes, con cometidos y funciones diferentes, y que no pueden ni deben luchar entre ellas. Reitero, nuestro frente común es otro.
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