Decía Aristóteles que "
la persona que logra superar sus miedos es verdaderamente libre". Qué gran verdad, qué frase tan sencilla y qué importante lo que dice. Superar el miedo para ser libre, poder opinar y decir lo que piensas y no tener miedo a lo que digan los demás;
poder expresar tus ideas en libertad, sin "ataduras", sabiendo que generarán controversia y argumentación contraria, espero que más allá del exclusivo rechazo ideológico. ¿A qué viene todo esto? Pues que, en esta ocasión, voy a exponer lo que pienso con relación a la política de recursos humanos que creo necesaria para reflotar y avanzar en la configuración de un Sistema Nacional de Salud que dé respuesta a las necesidades de los profesionales, pacientes y de la propia organización.
El modelo de gestión de recursos humanos del Sistema Nacional de Salud se basa en el
"arrastre" de un modelo clásico y tradicional de funcionariado del siglo XIX. Este modelo se adaptó y "actualizó" cuando se redactó el
Estatuto Jurídico del personal médico de la Seguridad Social, mediante el
Decreto 3160/1966, de 23 de septiembre, por el que se regula el Estatuto Jurídico del Personal Médico de la Seguridad Social. El acceso a las plazas se realiza con un modelo clásico de concurso-oposición que consistía en tres fases: baremo de méritos, exposición oral de dos temas y ejercicio práctico.
No voy a describir cuál ha sido la evolución desde que entró en vigor este Estatuto Jurídico hasta la fecha, pero sí decir que
el modelo ha evolucionado muy poco, en teoría (luego me explico).
En estos momentos, siglo XXI, año 2021, las cosas son muy parecidas en la forma, aunque muy diferentes en la práctica. Sigue haciéndose un acceso a las plazas en base a un concurso-oposición, diferente, pero que mantiene el examen y el baremo, fases de oposición y concurso respectivamente.
"Mucha mano negra, mucho 'enchufismo', mucha opacidad, demasiado acceso por afinidad al jefe. El sistema está corrompido"
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Un inciso sobre lo anterior y la explicación: el modelo actual, no en todas la CCAA, se basa en el acceso como eventual o interino, la permanencia durante años en esta situación, acumular méritos, hacer "experiencia profesional", convocatoria de oposiciones cada demasiados años y las muchas dudas sobre la transparencia y el respeto a la igualdad, mérito y capacidad. Mucha mano negra, mucho "enchufismo", mucha opacidad, demasiado acceso por afinidad al jefe, endogamia, etc. El sistema está corrompido. Es posible que el modelo haya evolucionado hacia la actualización necesaria y se haya realizado por la vía de los hechos, al margen de la regularización normativa que se requiere. De nuevo la sociedad civil, en este caso,
la "sociedad médica" (entiéndase incluida en ella todos los facultativos) ha evolucionado por delante de la norma y la política, dejando una necesidad acuciante de adaptación de la norma a la realidad.
Creo que el modelo de acceso a las plazas de facultativo debe ser actualizado, claramente y sin ninguna duda.
Respeto máximo al profesional, fin al maltrato institucionalizado, acceso ágil y transparente, establecimiento de un modelo propio que dé respuesta a las necesidades de una profesión que evoluciona rápido y requiere adaptación constante. Eso pasa por algo básico y es la definición y aceptación de una relación laboral propia de los médicos y demás facultativos, ¡quién lo iba a decir!,
reinventar el Estatuto Jurídico propio, equivalente a un marco regulatorio especial, acuerdo franja, o como se le quiera llamar. Aquí entre la frase del inicio, digo esto sin miedo y en total libertad.
Y no es corporativismo, clasismo o estar en una realidad paralela. A mi entender, es una necesidad, una realidad no ya solo percibida, es que de facto estamos en ella.
Llegado a este punto, me atrevo a definir las principales características de este nuevo modelo de Estatuto Jurídico del Personal Médico/Facultativo del Sistema Nacional de Salud.
En primer lugar, hay que definir el
cómo se accede. Lo he defendido y publicado en más ocasiones. Para llegar a adquirir la condición de Facultativo y en el caso concreto de los médicos, hace falta un largo recorrido marcado por varios hitos: notas extraordinarias en el bachillerato, notas muy altas en selectividad, 6 años de duro estudio en la facultad, superar un exigente examen de acceso de la Formación Sanitaria Especializada, residencia formativa de 4 o 5 años, y, por fin, acreditación como especialista. Una acreditación
que solo te concede la posibilidad de estar en disposición de "ser abusado", de precariedad, limitación de derechos, sometimiento ante el temor de “represalias” si no te pliegas, no renovación de contrato, etc., así durante años hasta que, con suerte, alrededor de los 45 años adquieres la condición de fijo. Y no por ello termina ese "maltrato institucional", simplemente cambia en algunas cosas. ¿Alguien entiende o comparte esto? Yo no, y creo que no es justo. Por ello, concluyo que
el acceso debe ser directo a con la condición de fijo en breve tiempo y que debe hacerse por un sistema que conocemos como "concurso abierto y permanente".
"No es necesario reexaminar a quien ya acredita los conocimientos"
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Creo que quien adquiere el título de especialista, tras las condiciones anteriormente detalladas, debe ser exonerado de la realización de un examen, lo que llamamos fase de oposición, que acredite lo que ya tiene muy recientemente acreditado. Por tanto, primer tema resuelto,
no es necesario reexaminar a quien ya acredita los conocimientos. Otra cosa, otro debate, es la necesidad de reacreditación periódica. Por tanto, una vez finalizada la formación especializada, se ingresaría en una base de acreditación de méritos, unos méritos que hay que definir y actualizar de forma constante. También habrá que
definir de forma clara y consensuada cuáles son las diferentes especialidades, subespecialidades, áreas de capacitación, etc. Con ello, tendríamos la base de datos con los diferentes profesionales ordenados por méritos, base de la que se obtendría el correspondiente profesional para acceder a las vacantes de forma directa y con carácter fijo. Es muy resumido, pero el espíritu del modelo creo que se entiende.
De igual forma, debe constituirse la base de datos con el personal fijo que desea un traslado a determinada CCAA o centro sanitario en la propia CCAA o en otra, siendo quien debe acceder por derecho a las vacantes que se generen.
Pero no solo hay que modificar el acceso, también debemos ver las condiciones retributivas, otro de los grandes problemas que tenemos. Es por todos sabido que los
nuevos profesionales se están marchando fuera de España y lo hacen por varias razones, entre ellas la seguridad que ofrecen y las retribuciones. España no puede seguir siendo un País de la Unión con unas condiciones laborales tan deficientes que hace nada atractivo a los nuevos profesionales permanecer en un sistema dónde
el reconocimiento a su cualificación es, no solo bajo, yo diría que nulo. Por tanto, creo que es
imprescindible marcar un horizonte muy cercano de equiparación y progresivo acercamiento a la retribución media de los países miembros de la Unión. No es posible mantener a los nuevos profesionales en un mundo globalizado y competitivo, con un “mercado laboral” en el que nuestra oferta sea claramente deficitaria. Nuestros jóvenes son ciudadanos del mundo, hablan idiomas de forma generalizada y no entienden de fronteras.
Por ello, la retribución del facultativo debe contemplar tres aspectos fundamentales.
Se debe pagar por lo que se es, por lo que se hace y por cómo se hace. Tres aspectos que habrá que definir y medir. Lo que se es, es sencillo, iguala la formación básica; lo que se hace valora la dificultad, la penosidad, la nocturnidad, la complejidad, la responsabilidad, peligrosidad, etc.; cómo se hace mide el resultado y no todos los profesionales tienen las mismas habilidades y obtienen los mismos resultados, por supuesto, haciéndolo con unas unidades de medida conocidas y consensuadas.
Estos son unos trazos gruesos de un modelo a estudiar, valorar, analizar, detallar, consensuar e implementar, pero que se resume en alcanzar un sistema basado en una
"norma propia de la profesión" (llámese estatuto, acuerdo franja, o como en derecho corresponda), un
"modelo de acceso específico para la profesión" (¿concurso abierto y permanente?) y un
"modelo retributivo específico" que equipare a la media de los países de la Unión, que retribuya por lo que eres, lo que haces y cómo lo haces.
De momento no entro en la organización, jerarquización, ordenación de la jornada laboral, etc. Eso también es necesario abordarlo.
Por supuesto, como no puede ser de otra forma, esta es mi opinión, puede estar equivocada y admito todas las críticas y argumentos en contra, que seguramente enriquecerán el debate y mejorarán lo que pienso. Continuará.
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