Decía Nicolás Maquiavelo:
“Todos ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres”. Como siempre, algún gran personaje de la historia se adelantó a los tiempos. Puede que se cambien muchos Consejeros, cuya apariencia será diferente, pero es posible que tras las apariencias, tengamos más de lo mismo.
Asistimos estas últimas semanas a los anuncios de nombramiento de nuevos Consejeros de Sanidad tras la configuración de las mayorías que permiten formar Gobierno. Y aparecen nuevas caras, nuevos Consejeros, alguno ya conocido por trayectoria política previa, y otros que dan el salto desde la gestión o la docencia. No es mi intención hacer ahora un repaso a todos ellos. Vivo y desarrollo mi actividad profesional en Madrid y, por ello, dedicaré unas palabras al nuevo Consejero de Madrid.
Tengo que reconocer que fue una sorpresa su nombramiento. Como me dijo un alto cargo de la Consejería,
ni en una lista de 100 candidatos aparecería Jesús Sánchez Matos como posible consejero. O como me dijo un importante miembro del Partido Popular,
este nombramiento ha sido no solo una sorpresa, sino también motivo de disensión interna. Pero es que también desde el PSOE, oposición más fuerte al actual Gobierno, se quedaron un tanto descuadrados con el nombramiento. Tengo la suerte de no tener ninguna vinculación política, lógicamente si mis pensamientos políticos, pero estos son míos y los guardo con extremado celo dado que diferencio bien entre pensamiento y obligaciones profesionales. Por eso
escucho, hablo e intercambio opinión con todos los políticos, de un signo y del contrario. Y esto da una visión interesante.
Con el nombramiento de Jesús Sánchez Martos pienso que se ha querido hacer un cambio de rumbo, pero basado no sé si tanto en ideas, proyecto, alternativas, como en política de comunicación.
Los anteriores consejeros han resultado nefastos, por un lado por sus ideas y la gestión que han realizado, y por otro por una
chapucera política de comunicación. El plan de sostenibilidad era “insostenible” y la gestión de la crisis del Ébola, una verdadera calamidad. Posiblemente han pensado que poniendo a un “vendedor experto”, a un comunicador profesional, se soluciona todo. Pero no. Esto no es suficiente. Por suerte para nosotros,
tenemos unos profesionales excelentemente preparados, unos ciudadanos bien informados y formados, unas asociaciones profesionales y de pacientes cada día más fuertes, y por tanto
no es fácil venderles mercancía averiada.
Aún estamos a la espera de ver si la Consejería se reestructura, si cambia algo de su
“elefantiásico” organigrama, con
14 altos cargos, entre consejero, vice-consejeros, directores generales, secretarios generales, y asimilados. Una exageración. Añadir las respectivas subdirecciones generales, cargos de confianza, asesores, gabinetes de comunicación, etc. Resulta curioso que esta
“estructura de mando” tan potente, cuando llega la hora de cesar a un gerente incompetente, no es capaz de hacerlo. ¿Será que son demasiados los implicados en esta decisión? ¿Será que además de esta estructura formal, está la de los políticos del partido gobernante? Bueno, lo importante es ver si de verdad se producirán cambios o no. Una nueva política sanitaria, dirigida por un nuevo Consejero, si no es con un cambio sustancial de los que conforman su equipo, no es un cambio real.
Creo que es necesario que el nuevo consejero
haga público su plan de trabajo, sus planes para la sanidad de Madrid a desarrollar en los próximos cuatro años, y que
comience de inmediato con la ronda de contactos con los profesionales. Tengo que reconocer que en esto de establecer contactos, el ex Consejero Javier Rodríguez fue innovador, pues se reunió con todos los representantes de los trabajadores, lo hizo muy rápido y además no en su despacho, sino en las sedes de estos últimos. Todo un detalle de comienzo, aunque luego todo derivó en desastre.
Para terminar,
Sr. Sánchez Martos, que lo que aparenta y lo que realmente es, sean lo mismo. Aparenta ser un ajeno a la política, un no “fiel de carnet”, algo diferente a lo habitual, y ahora toca demostrar que su Política Sanitaria, su gestión, y su trabajo también lo sea. Diálogo, no imposición, mirar por encima de la ideología, respeto a profesionales y pacientes, poner fin a los recortes y recuperar lo que nos han quitado tan injustamente estos pasados años, l
legar a un Pacto por la Sanidad, o al menos “morir en el intento”, son los principales retos a los que se enfrenta.
Olvide el pasado y los intentos de cambiar la Sanidad de forma unilateral contra profesionales y ciudadanos, y demuestre que hasta Maquiavelo también se puede equivocar.
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